Hoy,
como ayer, niños inocentes como los de Belén, siguen siendo
víctimas de situaciones sociales, familiares, laborales y políticas
que protagonizan la sociedad y los gobiernos del siglo XXI. Son niños
víctimas de la injusticia, del abandono, de la indiferencia, de la
soledad, del hambre de pan y de cultura; niños explotados
sexualmente, niños de la guerra a los que se les entrega un arma y
se les obliga a matar. Niño víctimas de todas las violencias
humanas. Les hemos contemplado, mirándonos con sus ojos asombrados
desde las pantallas de la televisión y desde las páginas de los
periódicos: cubiertos de sangre, con miembros amputados, abultados
sus vientres, vacío el cuenco de sus manos suplicantes, sin lágrimas
ya, resignados o muertos. En cualquier parte del mundo, encontramos
cementerios recientes de genocidios infantiles. Niños de las
escuelas judías o de los campamentos palestinos; blancos o negros;
pero niños.
Otros,
ni siquiera llegan a nacer. Herodes, en la figura de nuestra sociedad
actual, sigue matando a inocentes y al igual que en su tiempo,
nuestra época pasará a la historia por el asesinato impune de los
no nacidos. Esta, será conocida en el futuro, como la época de la
legalización del aborto. Es cierto que siempre existió como
excepción, pero jamás como Ley. Y esto se hace con el mismo cinismo
con que Herodes pidió a los magos que le dijeran donde se encontraba
el recién nacido, porque él también quería ir a adorarle. Ahora
quienes egoístamente promueven este matanza, lo justifican
argumentando que, lo que no es más que el asesinato premeditado de
un ser indefenso, es parte del progreso y liberalización de la
mujer.
Pero
¿Quién es Herodes HOY?
Herodes
esta en nosotros; en esa familia que rechaza el embarazo de una hija,
por el que dirán de los demás; Herodes está en el autor de ese
embarazo, que se desentiende de su responsabilidad y deja a su pareja
sola y abandonada a su suerte; Herodes está en el médico carnicero
que despedaza cual bestia del matadero una vida humana; Herodes está
en los auxiliares del matarife de turno; Herodes está en toda la
cadena que constituye esta industria de la muerte, que nace en el
investigador que concibe el producto químico que ha de provocar el
aborto, continúa en el laboratorio que lo fabrica y finaliza en
quien lo dispensa; Herodes está en las empresas que retiran los
restos humanos de quien nunca tuvo la oportunidad de defenderse;
Herodes está en los intereses creados por esta cadena de la muerte.
La
matanza más cruel es la que a diario provoca el egoísmo feroz que
permite que cientos de miles de niños sean aplastados, despedazados
y arrancados del vientre de sus propias madres.
El
28 de diciembre, es el día de las víctimas de tanta carnicería
provocada para preservar tan falsos como hipócritas honores
familiares; tan abyectas como disipadoras conductas; tan
desnaturalizados como ficticios derechos, que no tienen otro objetivo
que la destrucción de la familia y hacernos esclavos de una vida sin
futuro. Lo paradójico es que, el aborto, solo es defendido por
personas a quienes no les negaron la oportunidad de nacer.
Artículo
resumido de César Valdeolmillos Alonso.- Ya.es. 28/12/2012
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