viernes, 7 de diciembre de 2012

Españoles ante el Muro


Por muy optimistas que seamos, tenemos que rendirnos ante las evidencias que diariamente se nos aparecen con forma de noticias televisadas, radiadas o escritas. Hemos tocado fondo.

Manifestaciones en contra del actual gobierno (con el anterior todo iba a las mil maravillas), huelgas en todos los ramos con reclamaciones ante los recortes del actual gobierno (con el anterior todo iba a las mil maravillas), concentraciones para reivindicar la Unidad de España, (con el anterior no hacía falta tal reivindicación ya que todo iba a las mil maravillas), y otras desagradables situaciones provocadas por el actual gobierno (con el anterior las situaciones eran agradables ya que todo iba a las mil maravillas), en fín, que solo se oyen quejas y lamentaciones por donde quiera que se mire.
Por todo lo dicho, el actual gobierno ha decidido parecerse cada vez más al anterior en sus actuaciones y comportamientos, buscando la aprobación de su gestión por ese pueblo que, de tanto amor que le profesaba, decidió enviarlo al ostracismo confiando en las promesas del actual. Lo malo es que ha resultado también "rana", y la solución se ha evaporado.

Hay una cosa que no tiene discusión: Son muchos a gastar y pocos a guardar. O bien sobran muchos de los que gastan, o bien faltan muchos de los que guardan. Y como en esta España, a la que Dios parece ha dado la espalda, no hay nadie que quiera gastar menos, los pocos que guardan solo tienen una salida, ¡lamentarse!. Y eso es lo que hacen, ya que no ha salido nadie, de momento, que pueda encauzar ese descontento y se lance a recuperar lo perdido hace 34 años, aunque dudo que exista alguien, con los suficientes redaños, para terminar con los millones de golfos que han arruinado esta bendita tierra española.

Vizcaíno Casas, en concreto a su libro, "...Y al tercer año resucitó", viendo la situación general de la España actual, en todos los ámbitos, bien puede estar diciendo desde el Cielo aquel que tanto se develó por encauzar a España, aquello de: NO SE OS PUEDE DEJAR SOLOS.

Mientras esperamos ese Mesías, podemos acercarnos a Jerusalen y rogar su pronta llegada ante ese milenario Muro de las Lamentaciones.




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