jueves, 20 de diciembre de 2012

¡ Despierta, cristiano !

Ordenado por Mahoma, el Corán y la Shariá, obliga hasta la fecha a los infieles dhimmies, nombre con el que se denominaban a los judíos y cristianos que vivían en Estados islámicos, y cuya presencia era tolerada, a pagar la Jizya, impuesto capitativo al que se les somete anualmente bajo una ceremonia humillante, para protegerlos de la Espada del Islam.

Este proceso tiene como objetivo conseguir una conversión al Islam de aquellos que esta religión permite vivir y no ser aniquilados, pero bajo ciertas condiciones de dhimmitud

Pues bien, ahora, en el barrio danés de Nørrebro en el que viven actualmente muchos inmigrantes musulmanes, sin haber tenido en cuenta que se encuentran en un país que no es el suyo, y en el que rigen unas normas y leyes que están obligados a cumplir, han declarado “zona islámica” a este barrio, y como resultado de esta declaración, los jóvenes devotos del Islam han exigido la jizya, impuesto per cápita que se recauda a los no musulmanes que cumplan con ciertos criterios, tales como vivir en tierra musulmana sin ser musulmán, a una taberna y a otros negocios de cristianos, como el Café Viking.

Ahora, los islamistas se han dirigido a la Iglesia de la Santa Cruz en Kapelvej en el corazón de Nørrebro, a unos pocos cientos de metros de Plads Blågårds, para exigirles el pago de la jizya, argumentando que la iglesia está en zona musulmana.

El Corán dice 9:29, ¡Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura judíos y cristianos, no creen en Alá ni en el último Día, ni prohíben lo que Alá y Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera el Islam, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!

Muhammad, enseñó que, si no se paga la jizya, se les tiene que degollar.

Y todo esto ocurre en Dinamarca, en un barrio de Copenhague, donde los daneses experimentan ahora una reacción casi alérgica contra los musulmanes, unos radicales que no se han adaptado nunca a los valores democráticos, valores que han hecho de este país uno de los mejores lugares del mundo para vivir.

Ver a un marroquí, que lleva más de treinta años en Dinamarca, salir corriendo de su tienda de productos marroquíes para no perderse la oración de media mañana en la mezquita de Norrebro, hace un tiempo no habría llamado la atención: ahora a muchos daneses les irrita, y no se lo callan.

Morten Messerschmidt, el que era portavoz del DF, ya lo dijo hace cuatro años: «Los daneses han dejado de pensar que la culpa de que la integración no funcione es suya y están abriendo los ojos, se dan cuenta de los problemas se crean cuando no se quiere aceptar la realidad. No es razonable que una minoría que insiste en no aceptar los valores de la sociedad democrática quiera imponernos los suyos». Ahora están viendo la razón que tenía.

Si todo lo dicho pasa en Dinamarca, ¿ qué no podrá pasar en España con unos políticos que no esconden sus preferencias por el Islam ?.

No hay comentarios: