lunes, 23 de junio de 2014

Demagogos del siglo XXI

¡Por fín!, ya estamos todos contentos. Setenta y cinco años de PAZ conseguidos a base de trabajo, ideales y creencias, se han derrumbado como castillo de naipes. El Comunismo vuelve a reclamar su espacio político perdido en una guerra fraticida, en la que demostró hasta donde puede llegar la barbarie humana con asesinatos indiscriminados, suplicios, violaciones y torturas indescriptibles sobre personas pacíficas y personal eclesiástico.

Hoy, después de treinta y nueve años de propaganda intensiva y mentirosa, ha logrado que, una parte importante de españoles nacidos durante nuestra larga Paz, se crean en la obligación de exigir solución a sus fracasos, fracasos surgidos de la molicie en la que han estado inmersos, disfrutando de una existencia sin preocupaciones que hoy, por desgracia, están pagando al no haber comprendido que vivir en Paz se debía en gran parte al esfuerzo y trabajo de unas generaciones, hoy jubiladas, las cuales habían allanado la senda para las generaciones venideras.

Todo lo anterior lo sabía y lo sabe el comunismo casposo, ese que sabe que no puede morir mientras existan clases. Solo tiene que azuzar a la clase obrera contra la clase empresarial, sea cual sea el motivo ( y motivos no le faltan nunca al obrero ).

Los españoles de hoy, no saben lo que representa socializar toda la actividad industrial y comercial de las ciudades. No saben, lo que representa que las fuerzas vivas de la población sean sustituídas por un COMITÉ, una especie de bodrio formado por los integrantes de la chusma izquierdista, constituido por un gropúsculo comunista, dueño y señor sobre las vidas y haciendas de los ciudadanos.

Hay demasiados ejemplos en el mundo de lo que representa el Comunismo. Desde el Extremo Oriente, pasando por Europa y terminando en américa del Sur, millones de seres han pagado con sus vidas el haber creído los cantos de sirena de los demagogos del comunismo.

España es el ejemplo: Se tropieza una y otra vez con la misma piedra.

La piedra actual, con la que hemos vuelto a tropezar tiene un nombre, y ese nombre es PODEMOS. Una formación extremista minoritaria que, prometiendo imposibles, ha logrado cautivar en la mente de unos cuantos miles de creyentes, la idea de que se puede vivir sin trabajar, no pagando las deudas adquiridas por el Estado, jubilarse a los 60 años y cobrar un salario suficiente por el solo hecho de ser español, trabajando o no trabajando.

Tan gran desatino solo se le puede ocurrir a un demagogo ilustrado, y aquí tambien podemos ponerle un nombre, aunque no seré yo quien se lo ponga, ya que a los demagogos, lo que mejor les sienta es que su nombre sea conocido, para bien o para mal, pero que todos recuerden su nombre.

Hemos “disfrutado” de dos repúblicas, y las dos acabaron como El Rosario de la Aurora.

¿Sería conveniente sustituir la nueva Monarquía por una III República?. Yo creo que no. A los españoles, ¡¡No se nos puede dejar solos!!. Hay un refrán que dice: DOS ESPAÑOLES, TRES OPINIONES, con ésto, está dicho “casi” todo.

viernes, 20 de junio de 2014

¿Porqué puede reinar Felipe VI?

La Segunda República Española salió de unas elecciones municipales ganadas por mayoría monárquica en cuanto a número de votos en toda España, menos en las grandes urbes que ganó el republicanismo. El 14 de abril de 1931 los republicanos, provocadores de un gran pucherazo electoral, dieron legitimidad al resultado declarando válida y legal la II República Española.

Meses después, y por una Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII con el siguiente enunciado:

A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:

«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.

Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.

De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.

Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».

En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades.

Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por Francisco Franco, cuando el republicanismo español estaba huyendo en franca retirada, después de haber sumido a España en un gran cementerio con las tumbas de mártires inocentes.

También dejó las arcas del Estado vacías debido al enorme latrocinio efectuado por los republicanos, repartiendo el tesoro nacional entre la Unión Soviética y Méjico. A Stalin, con el oro del Banco de España, y a Méjico, con el producto de las rapiñas efectuadas en todas las viviendas particulares, así como en iglesias y cajas particulares de bancos, cargadas en el yate Vita rumbo al otro lado del océano.

Francisco Franco, devolvió a España la monarquía, pero no en 1939, sino por medio de la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947”

Apoyándose en el triunfo de Franco contra la II República, y viendo una oportunidad para reinar, D.Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, exigió a Franco que le devolviese el trono de España. Al negarle Franco ese deseo, Don Juan publicó un manifiesto en contra del régimen de Franco sin tener en cuenta que los españoles de la II República, eliminaron los derechos dinásticos de Alfonso XIII, así como la de todos sus herederos, derechos que Franco había devuelto a España por medio de la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947”.

MANIFIESTO DE DON JUAN DE BORBÓN.

Primer Manifiesto de Estoril de Don Juan, 7 de abril de 1947

Españoles:

El General Franco ha anunciado públicamente su propósito de presentar a las llamadas Cortes un proyecto de Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, por el cual España queda constituida en Reino, y se prevé un sistema por completo opuesto al de las Leyes que históricamente han regulado la sucesión a la Corona.

En momentos tan críticos para la estabilidad política de la Patria, no puedo dejar de dirigirme a vosotros, como legítimo Representante que soy de vuestra Monarquía (¿), para fijar mi actitud ante tan grave intento.

Los principios que rigen la sucesión de la Corona, y que son uno de los elementos básicos de la legalidad en que la Monarquía Tradicional se asienta, no pueden ser modificados sin la actuación conjunta del Rey y de la Nación legítimamente representada en Cortes. Lo que ahora se quiere hacer carece de ambos concursos esenciales, pues ni el titular de la Corona interviene ni puede decirse que encarne la voluntad de la Nación el organismo que, con el nombre de Cortes, no pasa de ser una mera creación gubernativa. La Ley de Sucesión que naciera en condiciones tales adolecería de un vicio sustancial de nulidad.

Tanto o más grave es la cuestión de fondo que el citado proyecto plantea. Sin tener en cuenta la necesidad apremiante que España siente de contar con instituciones estables, sin querer advertir que lo que el país desea es salir cuanto antes de una interinidad cada día más peligrosa, sin comprender que la hostilidad de que la Patria se ve rodeada en el mundo nace en máxima parte de la presencia del General Franco en la Jefatura del Estado, lo que ahora se pretende es pura y simplemente convertir en vitalicia esa dictadura personal, convalidar unos títulos, según parece hasta ahora precarios, y disfrazar con el manto glorioso de la Monarquía un régimen de puro arbitrio gubernamental, la necesidad de la cual hace ya mucho tiempo que no existe.

Mañana la Historia, hoy los españoles, no me perdonarían si permaneciese silencioso ante el ataque que se pretende perpetrar contra la esencia misma de la Institución monárquica hereditaria, que es, en frase de nuestro Balmes, una de las conquistas más grandes y más felices de la ciencia política.

La Monarquía hereditaria es, por su propia naturaleza, un elemento básico de estabilidad, merced a la permanencia institucional que triunfa de la caducidad de las personas, y gracias a la fijeza y claridad de los principios sucesorios, que eliminan los motivos de discordia, y hacen posible el choque de los apetitos y las banderías.

Todas esas supremas ventajas desaparecen en el proyecto sucesorio, que cambia la fijeza en imprecisión, que abre la puerta a todas las contiendas intestinas, y que prescinde de la continuidad hereditaria, para volver, con lamentable espíritu de regresión, a una de esas imperfectas fórmulas de caudillaje electivo, en que se debatieron trágicamente los pueblos en los albores de su vida política.

Los momentos son demasiado graves para que España vaya a añadir una nueva ficción constitucional a las que hoy integran el conjunto de disposiciones que se quieren hacer pasar por leyes orgánicas de la Nación, y que además, nunca han tenido efectividad práctica.

Frente a ese intento, yo tengo el deber inexcusable de hacer una pública y solemne afirmación del supremo principio de legitimidad que encarno, de los imprescriptibles derechos de soberanía que la Providencia de Dios ha querido que vinieran a confluir en mi persona, y que no puedo en conciencia abandonar porque nacen de muchos siglos de Historia, y están directamente ligados con el presente y el porvenir de nuestra España.

Por lo mismo que he puesto mi suprema ilusión en ser el Rey de todos los españoles que quieran de buena fe acatar un Estado de Derecho inspirado en los principios esenciales de la vida de la Nación y que obligue por igual a gobernantes y gobernados, he estado y estoy dispuesto a facilitar todo lo que permita asegurar la normal e incondicional transmisión de poderes. Lo que no se me puede pedir es que dé mi asentimiento a actos que supongan el incumplimiento del sagrado deber de custodia de derechos que no son solo de la Corona, sino que forman parte del acervo espiritual de la Patria.

Con fe ciega en los grandes destinos de nuestra España querida, sabéis que podéis contar siempre con vuestro Rey.

JUAN
Felipe VI, Rey de España

Hoy, gracias a Francisco Franco Bahamonde, el bisnieto de Alfonso XIII ha sido proclamado rey de España con el nombre de Felipe VI, después de la abdicación de su padre Juan Carlos I, el cual fué elegido y educado por el régimen franquista.

domingo, 15 de junio de 2014

El gallinero alborotado

La noticia no es reciente, pero viendo como nuestra nación, poquito a poco se transforma en una mera península sin identidad al sur de Europa, voy explicándome el porqué. Hace unos meses, en Septiembre del 2013 para ser más exactos, una noticia alborotó el gallinero izquierdista. Se trataba de lo siguiente:

En el colegio público Príncipes de Asturias de Quijorna, municipio de 3.000 habitantes gobernado por el Partido Popular, han permitido un acto de exaltación franquista y nazi. Banderas preconstitucionales, pósteres del dictador Francisco Franco, cuadros con la efigie de José Antonio fundador de la Falange, estandartes con la esvástica nazi, parches con la calavera emblema de las SS Totenkopf..etc. Este centro, se convirtió el sábado en un mercadillo de un sinfín de parafernalia franquista y nacionalsocialista, en una docena de estands presididos por la siguiente pancarta: “¡Saludo a Franco! ¡Arriba España!”


Hay que proponer en el Estado de derecho el respeto a la Democracia y a las normas e ir en contra de quien las quiera vulnerar es responsabilidad de cualquier responsable político",(frase de la Sra.Rosa Díez al enterarse de tamaña barbaridad).
 
Por otra parte, este gallinero “democrático”,permanece callado ante huelgas, manifestaciones y actos delictivos, protagonizados por una izquierda, a veces moderada, a veces extremista, que no ha recibido ni una simple crítica por parte de los medios afines, más que nada, porque no se puede criticar a “los compañeros”, máxime, si los actos reivindicativos van contra la llamada derecha.

El colmo de la incongruencia de lo que vemos diariamente como cosa normal es que, el mando de la Universidad Complutense, un centro creado para la formación de la juventud, lo haya logrado como rector el hijo del comunista Santiago Carrillo, el cual, haciendo honor al apellido paterno, ha convertido dicha universidad en un centro de adoctrinamiento político, permitiendo y protagonizando actos, cuya única motivación ha sido la de exaltar en los jóvenes cerebros una visión caduca de las ideas de su progenitor, corresponsable directo del genocidio de Paracuellos del Jarama.

Pintadas, bancos rotos, olor a orín y restos de vómitos se han convertido en el paisaje habitual del campus. Hay facultades en las que los zapatos se pegan al suelo por la suciedad.

Pero todo esto, lo justifican los que para medrar y subir en el nivel económico, echan mano de la violencia callejera, colocando al frente de los alborotos grupos bien pagados y adoctrinados, siempre dirigidos por los que suelen estar en la cúspide de estas caducas y arcaicas ideologías.

Y toda esa chusma, se siente ofendida por un mercadillo en el que se revindica la obra de un hombre, el cual tomó el poder para que España no sucumbiese ante lo que en aquellos momentos estaba sucediendo en la UUSS con el dictador Stalin, culpable de millones de muertos, cosa que la propaganda comunista de la II República no quería que el ignorante pueblo español conociese.

Solo por frenar los miles de asesinatos (la mayoría de éllos después de ser bárbaramente martirizados y violados), de personas cuyo único defecto era su Fé en Dios, acabar con los incendios de templos, archivos y bibliotecas, poner fín al latrocinio efectuado con el saqueo de las arcas del Estado y las cajas particulares de los bancos, etc.etc. Solo por eso, digo, ya sería motivo más que suficiente para que la figura de Francisco Franco fuese recordada como la de un un libertador.

Pero la propaganda de los derrotados está haciendo su agosto desde el año 1975. Ha conseguido tal éxito, que en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, 1.200.000 españoles han preferido votar al comunismo, aupando a indivíduos cuya amistad con verdaderos dictadores en Cuba, Venezuela, Bolivia, así como los “demócratas” de Kuwait, con sus Monarquías hereditarias, que a partidos españoles de corte constitucional moderados.

Desde aquí, mi admiración y respeto por unas personas que sin miedo a las represalias, han expresado lo que muchísimos españoles sienten en el fondo de su corazón, añorando unos años que no volverán. De bien nacidos es ser agradecidos.

¡Dios salve España, que falta le hace!

lunes, 9 de junio de 2014

Padre nuestro, que estás.......

Lo que voy a escribir, lo escribo con mucho dolor. Teóricamente se me puede llamar católico ya que fuí bautizado en el seno de la Iglesia Catolica, pero cada día que pasa, mis pensamientos chocan con lo que debiera ser y sentir un verdadero cristiano.

Conforme pasa el tiempo, y para mí ha pasado mucho, me doy cuenta que si verdaderamente las religiones sirviesen de algo, además de servir como freno a la natural ferocidad y maldad humana, y fuese real la existencia de un Dios creador preocupado por premiar a los buenos castigando a los malos, no me puedo explicar como castiga a millones de niños condenándolos a sufrir con rigor, enfermedades, hambrunas y muertes, por el simple hecho de haber nacido en zonas gobernadas por verdaderos detritus de la sociedad.

Esas imágenes que, esperando concienciar las mentes de los más favorecidos, nos muestran por televisión, colocando ante nuestros ojos niños hambrientos, con sus caritas llenas de gruesas moscas, rostros asustados ante las cámaras que sirven para mostrarnos sus desdichas, sin techo, sin comida, sin agua, sin medicinas que calmen sus dolores, sin nada. ¿Esperan conseguir con esas imágenes que creamos en un Dios de bondad?.
Para justificar las desventuras humanas, los sufrimientos, guerras, enfermedades, etc. siempre nos han vendido que eran pruebas por las que Dios probaba nuestra Fé.
¿Que prueba de Fé tienen que demostrar esos millones de infantes, para que su cortísima vida no siga siendo un infierno en la tierra con el trágico final de una muerte prematura?.

Si un padre y una madre están dispuestos a dar su vida por salvar la de un hijo, actitud que vemos hasta en las peores fieras y alimañas cuando defienden sus camadas de los depredadores, ¿como puede consentir Dios, que la camada humana, sin apenas haber puesto el pié sobre el polvo del camino, sea condenada a la muerte, pasando antes por los dolores del hambre y la enfermedad?. ¿Qué maldad ha cometido si apenas lleva como mucho cuatro años sobre la faz de la tierra?.
Estamos rodeados de políticos, religiosos y financieros demagogos. Son los que nos piden una ayuda para esas gentes que mueren de hambre, son los que nos piden solidaridad con nuestros semejantes desfavorecidos, pero ELLOS, los que predican y nos piden todo esto, mantinen a buen recaudo sus mansiones, sus piscinas, sus yates, sus cuentas corrientes y su propio sistema de salud.
¿Porqué, si existe Dios, permite que estas cosas estén pasando desde el principio de los tiempos?. La respuesta creo que es muy simple; pensemos un poco.

Desde las cavernas hasta nuestros días, todos los males provocados por los desastres naturales a los que no se les podía dar una lógica explicación, quedaban solventados achacándolos al dios o los dioses, como castigos divinos por el mal comportamiento del pueblo.
Y como siempre han existido entre los humanos unos, que han sido más inteligentes que los otros, aprovecharon la credulidad y el miedo de sus semejantes, adjudicándose en exclusiva la interpretación de dichos fenómenos, convirtiéndose en verdaderos centros de poder, y creando una casta que ha permanecido inalterable hasta nuestros días.
La diferencia con el pasado es, que al banquete se han sumado dos nuevos comensales: Políticos y Financieros, logrando entre los tres que la población mundial sea un rebaño callado, obediente y miedoso, al que manejan con libre albedrío esos tres poderes.

Por eso, con mucha pena y mucha rabia, tengo la absoluta y firme seguridad de que esos millones de niños que mueren de hambre, que son esclavizados a temprana edad si no han muerto antes, esos a los que les falta lo más necesario para vivir, seguirán llenando unas pequeñas fosas, repartidas por toda la faz de la tierra, para mayor vergüenza y gloria de las élites que demagógicamente piden la PAZ para el mundo.
Y me vuelvo a preguntar; ¿existe Dios?.