¡Por
fín!, ya estamos todos contentos. Setenta y cinco años de PAZ
conseguidos a base de trabajo, ideales y creencias, se han derrumbado
como castillo de naipes. El Comunismo vuelve a reclamar su espacio
político perdido en una guerra fraticida, en la que demostró hasta
donde puede llegar la barbarie humana con asesinatos indiscriminados,
suplicios, violaciones y torturas indescriptibles sobre personas
pacíficas y personal eclesiástico.
Hoy,
después de treinta y nueve años de propaganda intensiva y
mentirosa, ha logrado que, una parte importante de españoles nacidos
durante nuestra larga Paz, se crean en la obligación de exigir
solución a sus fracasos, fracasos surgidos de la molicie en la que
han estado inmersos, disfrutando de una existencia sin preocupaciones
que hoy, por desgracia, están pagando al no haber comprendido que
vivir en Paz se debía en gran parte al esfuerzo y trabajo de unas
generaciones, hoy jubiladas, las cuales habían allanado la senda
para las generaciones venideras.
Todo
lo anterior lo sabía y lo sabe el comunismo casposo, ese que sabe
que no puede morir mientras existan clases. Solo tiene que azuzar a
la clase obrera contra la clase empresarial, sea cual sea el motivo (
y motivos no le faltan nunca al obrero ).
Los
españoles de hoy, no saben lo que representa socializar toda la
actividad industrial y comercial de las ciudades. No saben, lo que
representa que las fuerzas vivas de la población sean sustituídas
por un COMITÉ, una especie de bodrio formado por los integrantes de
la chusma izquierdista, constituido por un gropúsculo comunista,
dueño y señor sobre las vidas y haciendas de los ciudadanos.
Hay
demasiados ejemplos en el mundo de lo que representa el Comunismo.
Desde el Extremo Oriente, pasando por Europa y terminando en américa
del Sur, millones de seres han pagado con sus vidas el haber creído
los cantos de sirena de los demagogos del comunismo.
España
es el ejemplo: Se tropieza una y otra vez con la misma piedra.
La
piedra actual, con la que hemos vuelto a tropezar tiene un nombre, y
ese nombre es PODEMOS. Una formación extremista minoritaria que,
prometiendo imposibles, ha logrado cautivar en la mente de unos
cuantos miles de creyentes, la idea de que se puede vivir sin
trabajar, no pagando las deudas adquiridas por el Estado, jubilarse a
los 60 años y cobrar un salario suficiente por el solo hecho de ser
español, trabajando o no trabajando.
Tan
gran desatino solo se le puede ocurrir a un demagogo ilustrado, y
aquí tambien podemos ponerle un nombre, aunque no seré yo quien se
lo ponga, ya que a los demagogos, lo que mejor les sienta es que su
nombre sea conocido, para bien o para mal, pero que todos recuerden
su nombre.
Hemos
“disfrutado” de dos repúblicas, y las dos acabaron como El
Rosario de la Aurora.
¿Sería
conveniente sustituir la nueva Monarquía por una III República?.
Yo creo que no. A los españoles, ¡¡No se nos puede dejar solos!!.
Hay un refrán que dice: DOS ESPAÑOLES, TRES OPINIONES, con ésto,
está dicho “casi” todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario