Ramón Jauregui, sustituyendo a de la Vega en el cargo de Ministro de la Presidencia , tras haber decidido el cierre de la Basilica Pontificia del Valle de los Caídos situada en Cuelgamuros (Madrid), ha tenido que dar un paso atrás, por la denigrante imágen que estaba dando el Gobierno de España ante Europa, lugar de procedencia de los miles de turistas que la habían visitado, admirado y fotografiado.
Este gobierno revanchista y anticlerical, digno sucesor de los gobiernos de la II República, creyendo que aún estaba viviendo en los años 30, decidió desmantelar poco a poco el Valle de los Caídos con la esperanza de pasar inadvertido su intento.
Primero querían destrozar La Piedad, después hay indicios que hacen suponer la intención de dinamitar la Cruz, convirtiendo la Abadía Benedictina en una especie de museo, en el que probablemente, se intentaría desvirtuar la realidad de lo sucedido durante nuestra contienda mostrando imágenes de la crueldad de los vencedores: Aunque eso sí, procurarían que las generaciones futuras no tuviesen conocimiento de las crueles torturas y matanzas ofectuadas por los que ahora, quieren convertirse en dinamiteros tratando de borrar la Historia
Pero los ciudadanos del siglo XXI reaccionan de manera distinta a los que se escondían en la catacumbas de Roma. Ahora, si no pueden rezar cubiertos, rezan al raso, Pero rezan, y eso es lo que, dejando de lado el ridículo que demostraban ante Europa, ha hecho cambiar la opinión de nuestros políticos, los que presumen de ser ateos, pero que guardan celosamente sus fotografías junto al Papa Benedicto XVI.
“Cuanto más se ataca al cristianismo, más cristianos surgen”.
A día de hoy, aún no se ha dado la orden definitiva de dejar paso libre a los fieles para que celebren la Santa Misa en el interior de la Basílica. Están dejando pasar el tiempo creyendo que juega a su favor. A más tiempo, más deterioro se formará en La Piedad, medio destrozada por los martillazos recibidos por sus “restauradores”.
¿ Cuando aprenderán que a Dios no se le puede vencer ?