PARA QUE SE SEPA Y SE RECUERDE
Fundación
Franco.- A todos nos afecta. Ya no sirve la bromita progre y cierta
de que “contra Franco vivíamos mejor”. Se acabó el
antifranquismo de opereta. El antifranquismo, hoy, impide derechos
constitucionales básicos como el derecho de reunión, de
manifestación, de respeto a las creencias ajenas que, sostenían,
era fundamento de la democracia. Se discrimina por razón de
ideología, de creencias. Se acepta el chantaje y se prohíbe en un
centro público, se supone que de todos los españoles, un acto
contratado por una asociación legal cuya única finalidad es
celebrar una comida en recuerdo de quien nos gobernó tan
acertadamente durante cuarenta años. El día 4 de Noviembre se
cumplen 120 años del nacimiento de nuestro Caudillo Francisco Franco
Bahamonde. Todo ello de manera pacifica, en el ámbito privado de un
recinto privado, donde se refrendan libremente unas convicciones, y
se auspicia la verdad histórica y la reparación moral a una época.
Franco aclamado durante una de sus visitas a Cataluña |
Pero
ocurre que, quienes llevaron a España al desastre económico, la
desintegración territorial y el enfrentamiento civil, vuelven a
tener patente de corso para amedrentar, insultar, prohibir,
coaccionar y violentar vidas y haciendas, todo ello con la
complicidad suicida de una derecha desnortada y sin principios,
cobarde y acomodaticia, servil y contemplativa con quien no respeta
ninguna regla que no le beneficie. Caminamos hacia la barbarie, que a
nadie le quepa duda. Pronto, si no se frena este proceso
revolucionario de la nada, veremos como dejan de respetarse vidas y
haciendas. Conocemos el proceso y sus consecuencias. La izquierda
utópica de un marxismo inepto y criminal, nos muestra a diario su
nostalgia y su miseria: No pueden vivir sin Franco.
Lo
que ocurre es que Franco desde la Eternidad y desde la Historia, les
recuerda lo que hizo de España. De ahí que, unos y otros, pretendan
silenciarnos. Con Franco no habría seis millones de parados, uno y
medio en el umbral de la miseria y mantenido por los comedores
sociales de beneficencia. Con Franco no estaría Cataluña pidiendo
la independencia, ni los catalanes manipulados hacia la pobreza,
pidiendo un imposible. Con Franco no habría 17 Autonomías sangrando
la economía de la Nación para mantener a una “casta política”
endogámica y despreciable. Con Franco no estaríamos suplicantes
ante Europa, pidiendo una moratoria financiera o el rescate. Con
Franco no habrían quebrado las Cajas de Ahorro, ni estafado a los
indefensos ahorradores, con artificios financieros.
Con
Franco los trabajadores no serían meros instrumentos de agitación
política, al servicio de unas Centrales cuyo único logro ha sido
incautarse de los Edificios de la Organización Sindical creada por
Franco, y vivir holgadamente de los Presupuestos del Estado.
Con
Franco todo progresaba, menos los vividores de la política, los
sindicatos de clase, la corrupción y el separatismo.
El
antifranquismo esta nervioso y temeroso de que el pueblo se de cuenta
que los malos son ellos, los que nos han vuelto a llevar donde
solíamos, a la cola de Europa y del paro, al pan y circo, futbol y
movida. Tontos útiles, pesebreros de un antifranquismo que cada vez
cotiza menos, aunque se pague bien y sea mas virulento.
Desde
que se les cayó el Muro de Berlín y la estatua de Lenin, andan
estos antifranquistas de charanga y pandereta, de subvención y
desmemoria histórica, de chantaje y opereta, desnortados y sin
pedigrí. Como la mentira y la propaganda es consustancial a su
filosofía y existencia, son incapaces de enfrentarse al
decepcionante presente que han contribuido a crear. Por eso repiten
una y otra vez, su mantra, contra Franco. No han aprendido a vivir
sin Franco. Ya que no han podido derrotarlo en vida, pretenden
borrarlo de la memoria colectiva mediante Leyes, Decretos,
disposiciones administrativas varias. Todo inútil. Porque la
historia vuelve, no sólo como enseñanza, sino también para señalar
las causas que produjeron los indeseados efectos de 1936. Y eso es
imposible de borrar del imaginario colectivo. Ya Stalin, vuestro
papito venerado, lo intentó en Rusia con la mayor masacre colectiva
de la historia, y mirad el resultado, ochenta años después.
Definitivamente
la izquierda post-mortem de Mayo del 68 no tiene remedio, padece una
“franquitis aguda” consistente en pretender borrar, vano intento,
de la historia y de la memoria del pueblo español la etapa de mayor
progreso social, armonía, cohesión interna y paz de los últimos
dos siglos. Para ello se valen de los instrumentos de siempre: la
cobardía de sus oponentes de la derecha, y la coacción como última
ratio, donde la propaganda y la manipulación no llega. Así han
obtenido que algunas calles de Madrid y del resto de España se
pongan nombres a la calles de “asesinos” que quisieron destruir a
España, mientras los héroes que la engrandecieron son borrados.
Asesinos como De Juana Chaos o Bolinaga están en la calle
ensalzados, mientras las víctimas sufren el doble escarnio de la
incomprensión e injusticia. Felipe González, el Presidente del
“crimen de Estado”, de la corrupción, del control y politización
de la justicia, de la primera crisis económica y hundimiento de la
Seguridad Social; es homenajeado; mientras se intenta impedir el
homenaje mínimo debido a quien desde su nacimiento, hace 120 años,
no hizo otra cosa que servir y engrandecer a su patria y el bienestar
de su pueblo.
Ya
Marcial, que no era un jugador de futbol, sostenía en el siglo I
después de Cristo que “a Dios y al soldado todos los hombres
adoran en tiempos de guerra, y sólo entonces. Pero cuando la guerra
termina, y todo vuelve a su cauce, Dios es olvidado y el soldado
vituperado”. Nada, bueno o malo, nos es ajeno. Todo es, en general,
debido a nuestra acción u omisión voluntaria. Si vivimos una
democracia degenerada y con una izquierda patibularia nuestra es la
responsabilidad y a nosotros corresponde corregirla. Comencemos por
la historia.
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