viernes, 21 de diciembre de 2012

Podrían alimentarse de Arabia Saudita

Según podemos leer en AD, la Comunidad Islámica de Alicante reparte estos días alimentos a cerca de 3.000 personas en situación de extrema pobreza. La entrega de la comida se realiza en los bajos de la mezquita, ubicada en la avenida de Jovellanos, donde cada día se forman largas colas para recoger los lotes de productos de primera necesidad, como aceite, leche, arroz, galletas o pasta.

Cruz Roja es la entidad que proporciona estos alimentos a la Comunidad Islámica, que a su vez los hace llegar a cerca de 600 familias inmigrantes musulmanas. “Como requisito exigimos un certificado de empadronamiento y pruebas de que no están trabajando”, señala Majed Khadem, presidente de la Comunidad Islámica alicantina.

Esta entidad organiza repartos de alimentos cuatro veces al año y desde que estalló la crisis la situación no deja de agravarse. “El número de personas que atendemos no deja de crecer año a año. Con la crisis la situación es dramática para muchas familias con niños pequeños, ya que hay que tener en cuenta que las familias musulmanas son grandes, por lo menos de 8 o 10 personas”.

La entrega de los alimentos en la mezquita de la ciudad de Alicante se hará durante los próximos cuatro días en horario de mañana y de tarde.

Mientras tanto, en muchos lugares de Europa se están produciendo situaciones que hacen dudar si la Cruz Roja está obrando equivocadamente al alimentar a quienes con el tiempo les obligarán a doblar las rodillas.

En el barrio danés de Nørrebro (Dinamarca), viven actualmente muchos inmigrantes musulmanes, que han declarado “zona islámica” a estos territorios. La iglesia de la Santa Cruz en Kapelvej, el Café Viking, una taberna y a otros negocios de cristianos, han sido requeridos para que paguen "la jizya", por vivir en territorio musulmán.

Arabia Saudita prohíbe la construcción de iglesias en su territorio y su legislación castiga con la pena de muerte el proselitismo cristiano. Sin ir más lejos; un nuevo centro cultural en Austria está siendo fuente de polémica y discusión. Su propósito es promover el diálogo interreligioso, pero los críticos están indignados porque la financiación del centro proviene de Arabia Saudita, país no precisamente conocido por su tolerancia religiosa.

Los musulmanes suizos estiman que la cruz blanca sobre el fondo rojo es insultante para ellos como representantes de una religión no cristiana.

Y así podríamos seguir con docenas de noticias parecidas, que calladamente nos van indicando el grado de imbecilidad al que hemos llegado, con esa democrática y cristiana forma de alimentar a las bocas que, en un día no muy lejano, en vez de comer morderán.

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