Estoy hasta la coronilla, de que el "presi" del nordeste español se crea tocado por el dedo de Dios
para crear de la nada una nación. Sí, me estoy refiriendo al Sr.
Arturo Mas, presidente de la Generalidad Catalana y a todos los que
hacen palmas a su alrededor, defendiendo la lengua catalana y
menospreciando el idioma español.
Estos chorizos independentistas, llevan
por bandera la persecución de su lengua vernácula durante el
período franquista, exigiendo ahora, en democracia, el pleno
reconocimiento a una lengua que,
según éllos, es merecedora de ser el idioma oficial de un
país, se llame éste Cataluña, Catalonia o........ Cataplasma.
Y todo lo que dicen, también eso de
que debe formar parte de ese país la zona levantina de España y las
Baleares, es una burda falsedad. Pero como en esta España ya no cabe
un tonto más, a no ser el Sr. Mas se considere más que ninguno, le
voy a cantar las verdades de un barquero. El dialecto catalán, nunca ha estado
prohibido en esta España que Ud. desprecia, y le diré porqué.
En la edición del 30 de marzo de
1969 (en pleno franquismo) del diario barcelonés La Vanguardia,
encontramos la noticia sobre una sentencia del Tribunal Supremo por
la que se condenaba al periodista Nestor Luján, director del
semanario Destino, a una pena de ocho meses de prisión y 10.000
pesetas de multa por haber publicado en la sección Cartas al
director de su número 1.577, correspondiente al 28 de octubre de
1967, la misiva de un lector titulada «El catalán se acaba». La
sentencia del Supremo, que confirmaba en apelación una anterior del
Tribunal de Orden Público, consideró probado que en dicha carta «se
vertían conceptos de tipo ofensivo para la lengua catalana, cuyo
libre uso particular y social se respeta y garantiza».
Sin salir de la hemeroteca de ese
periódico, en la página 7 de su edición del 9 de junio del 19
de junio de 1952, puede observarse el anuncio de una editorial,
Biblioteca Selecta, que oferta una colección de libros en catalán
(El vent de garbí, de Josep Pla, Coses vistes, Bodegó amb
peixos, L'illa dels castanyers, Pa i raIm, Un senyor de Barcelona,y
El carrer estret, éste último Premio Joanot Martorell del año
anterior).
El 24 de junio de 1960, La
Vanguardia comunicaba la convocatoria del premio Sant Jordi de
novela, a cuyo importe de
150.000 pesetas podían optar todas aquellas obras
«inéditas y originales, escritas en lengua catalana, de una
extensión no inferior a 250 hojas holandesas (21x27),
mecanografiadas a doble interlínea y escritas por una sola cara, con
un margen de 3 centímetros».
Por otro lado, en la edición de El
Periódico del 16 de julio de 2010, y a la pregunta de por qué se
había ido a Madrid a estudiar Derecho, el barcelonés Eduard Punset
ofrecía la siguiente clarificadora respuesta:
«Mi padre me mandó a Madrid
porque yo apenas hablaba castellano. Él era muy liberal, y era muy
sabio. Sabía que no podíamos prosperar sin saber bien castellano».
El conocidísimo divulgador científico,
economista y escritor Eduardo Punset nació el 9 de noviembre de
1936. El periodo al que se está refiriendo es el franquismo,
aquél en el que creció y se educó.
Pero
Ud Sr.Mas, es mucho más sabio que el padre del Sr. Punset, ya que opina lo contrario.
El ESPAÑOL, o castellano, no hace falta para prosperar: es
suficiente el Catalán, pues lo hablan en el mundo la enorme cantidad
de 7.187.303 personas entre un total de 11.381.851, y eso, contando
los territorios de Andorra, Cataluña, Islas Baleares, Comunidad
Valenciana, Franja poniente de Aragón, Cataluña Norte en Francia, y
el Alger en Cerdeña, territorios que Ud. considera de su propiedad.
Como observará, hay una pequeña
diferencia con el Español o Castellano, el cual es hablado y
entendido por más de 500.000.000 seres. Eso sí: Estos quinientos
millones de personas no alcanzan la prosperidad de sus siete millones
de catalanes y compatriotas nuestros, los cuales y sobre todo ahora, están viviendo en el
mejor de los mundos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario