viernes, 27 de abril de 2012

Gastar dinero ajeno


 Sembrar para cosechar

Una universitaria cursaba el último año de sus estudios. Como suele ser frecuente en el medio universitario, la chica pensaba que era de izquierdas, y como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza. Tenía vergüenza de su padre, un empresario exitoso. Él era de derechas y estaba en contra de los programas socialistas. La mayoría de sus profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.

Por lo anterior, un día ella decidió enfrentar a su padre. Le habló del materialismo histórico y la dialéctica de Marx tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto.

En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó:
-¿Cómo van tus estudios?
-Van bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta-. Tengo promedio de 9, hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, prácticamente no salgo, no tengo novio y duermo cinco horas al día, pero, por eso ando bastante bien, y voy a graduarme en tiempo. Entonces el padre le pregunta:
-Y a tu amiga Melisa, ¿Cómo le va? La hija respondió muy segura:
-Bastante mal, le respondió la hija. Meli no alcanza el 6, apenas tiene 4 de promedio. Pero ella se va a bailar cada semana, pasea, no se pierde una fiesta, estudia lo mínimo, y falta bastante... no creo que saque nada este año.
El padre, mirándola a los ojos, le respondió:
- Entonces habla con tus profesores y pídeles que le transfieran 2.5 de los 9 tuyos a élla, así las dos tendríais 6.5 y os graduaríais juntas.
Indignada, ella le respondió:
¡ ¿Estás borracho? !.¡Me rompo el alma para tener 9 de promedio y quieres que todo mi esfuerzo se lo pasen a una vaga, que no se esfuerza en los estudios? . Aunque la persona con quien tengo que compartir mi sacrificio sea mi mejor amiga... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!

Su padre la abrazó y cariñosamente dijo: ¡Bienvenida a la derecha!

Moraleja: Todos somos rápidos para repartir lo que es ajeno. El pensamiento es de A.Rogers (1931), quien sostiene que todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo.

El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo,, es el fin de cualquier nación. No se puede mantener la riqueza repartiéndola.




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