La
Segunda República nunca fue democrática. Todo su historial es un
conjunto de sectarismos y de violaciones de las libertades, tanto en
el terreno religioso como en el político. Nació de un golpe de
Estado y fue gobernada durante dos años por una partitocracia
autócrata y excluyente que, cuando las urnas le fueron adversas,
organizó una revolución que pretendía impedir que subiera al poder
el Gobierno surgido de unas elecciones libres, dando paso, a un
Frente Popular que inició el camino para un nuevo y más grave
intento de golpe de Estado; el que buscaba la absorción de España
en la órbita del comunismo soviético. Lo impidió, a costa de una
auténtica tragedia nacional, una guerra civil que en buena medida la
propia República contribuyó a desencadenar.
¿Puerta de Alcalá o Plaza Roja? |
Durante
los cinco años republicanos, España fue escenario de violencias
callejeras muy graves, quemas de iglesias y conventos, limitaciones
importantes de derechos fundamentales, y particularmente los de
libertad religiosa. Violentas represiones de movimientos sociales,
constantes huelgas, cambios frecuentes de Gobiernos inestables,
rupturas graves entre diferentes fuerzas intelectuales o políticas,
serios desbarajustes económicos... Ése es el balance innegable de
una historia dramática, que lo fue todo, menos pacífica y
democrática.
Imágenes, Archivos, Cuadros,.....¡ a la hoguera ! |
Así
de contundente se expresa D. Alberto de la Hera, catedrático de
Universidad Complutense de Madrid, sumándose a las palabras de
D.Gregorio Marañón, el cual, en un artículo de El Sol, el 8 de
agosto de 1931, expresaba lo siguiente:
«Todo
el mundo, incluso muchos católicos, están convencidos de que se
imponía llegar a la libertad de cultos, separación de la Iglesia y
del Estado, secularización de los cementerios, etc., pero, en mi
opinión, no debe llegarse, en modo alguno, a la expulsión de las
Órdenes religiosas y a la nacionalización de sus bienes, hay que
tener en cuenta, ante todo, que existe en España un gran núcleo
católico, y hacer eso equivaldría a crear una especie de guerra
civil espiritual y un estado latente de protesta y descontento que
incluso afectaría a la República»
El opio del pueblo en acción |
Viene
a cuento todo lo anterior, para demostrar la diferencia existente
entre el rencor, que aún actualmente se acumula sobre el
comportamiento del régimen franquista y lo que era realmente.
Los
que se han preocupado por estudiar la Historia de España, sabrán
que durante la guerra Civil Española existió en Madríd un
miliciano con el nombre de Melchor Rodríguez, anarquista de la CNT,
el cual ha sido llamado "El Angel Rojo".
Melchor,
era por aquellas fechas Delegado General de Prisiones y tuvo la
responsabilidad, no sólo de vigilar y prevenir las fugas, sino
también de evitar las agresiones y linchamientos de presos que
algunas milicias y grupos armados efectuaban cuando el cuerpo les
pedía marcha. En distintos lugares se dieron varios casos de sacas y
asesinatos de presos sospechosos de colaborar con el bando faccioso,
muchos de ellos sin haber sido juzgados.
Melchor Rodríguez "El Angel Rojo" |
Según
su biógrafo, Melchor Rodríguez, salvó, directa o indirectamente,
al general Muñoz Grandes, (quien recién terminada la Guerra tuvo la
gallardía de testificar a su favor cuando se le pedía pena de
muerte), al general Carrasco Verde, al futbolista Ricardo Zamora, a
los falangistas Rafael Sánchez Mazas y Raimundo Fernández-Cuesta.
También
a dos hermanos Luca de Tena, al locutor Bobby Deglané, al doctor
Mariano Gómez Ulla, a Valentín Gallarza y al mismo Ramón Serrano
Suñer, ministro y cuñado de Franco, entre otras muchas personas
anónimas adscritas al bando nacional.
En
el entierro de Melchor, en 1972,
en pleno franquismo, se cantó "A las barricadas", Martín
Artajo, (Ex-Ministro de Asuntos Exteriores) leyó un poema y rezó un
Padrenuestro, el féretro se cubrió con una
bandera rojinegra, fundiéndose franquistas y anarquistas
en un mismo adiós.
Todo
un ejemplo para los resentidos de hoy.
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