martes, 11 de junio de 2013

El cántaro roto

A Cataluña, le hace falta recordar lo que soportó durante tres largos años bajo el poder anarquista, comunista y socialista tal como desgraciadamente los sufrió desde 1936 a 1939.


Detenciones, chekas, "paseos", miedo a ser denunciados por los propios vecinos, asesinatos en las cunetas de los pueblos, hambre, torturas, frío, etc.etc. Todo ésto, y más, soportaron los catalanes durante los años en los que la IZQUIERDA, representada por lo peor de todas sus facciones, se hizo cargo de la "defensa republicana".

Solo hay que ver, sin montajes ni retoques, las fotos reales de la acogida con que los barceloneses recibieron a las tropas nacionales de Franco, para darse cuenta hasta qué punto llegó el sufrimiento del pueblo catalán. Años más tarde, los parisinos, recibirían a las tropas aliadas de las misma forma al verse libres del dominio nazi.

Si todo ésto lo hubiesen tenido en cuenta los políticos que, durante treinta y cinco años, han preferido cambiar la prosperidad de España por sus ambiciones personales, ahora no estaríamos a punto de dar principio a otra intervención forzada, como la que provocó los hechos narrados al principio de mi intervención.

Porque vamos a ver: ¿ Cómo se puede borrar el adoctrinamiento provocado a la juventud catalana durante décadas, incitándola a odiar a España y todo lo que represente españolidad ?. ¿ De qué forma se puede dialogar con alguien que te aborrece e ignora su propia Historia, forjada y formada en la UNIDAD e INDIVISIBILIDAD de la Nación española ?.

Mal que nos pese al resto de españoles, será muy difícil volver a pegar los cascotes rotos de ese maravilloso plato de porcelana en que se había convertido nuestra Nación, el cual fué roto por la ambición de una casta traidora y falaz. ¡ Que Dios se lo demande!.

Haga lo que haga el actual Gobierno Español para que Cataluña forme parte real de España, tendrá como respuesta la violencia. Solo existen dos formas de actuación: Actuar conforme a la Constitución, anulando las competencias autonómicas o bien con la fuerza de la Ley amparada por las fuerzas de Seguridad. En ambas, la reacción violenta será la respuesta.

Y todo, lo habrán provocado no más de diez ó quince personas.

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