Se necesita tener la cara como el cemento armado para que los dirigentes de esta especie de sindicatos (que nunca han sido sindicatos obreros, sino sindicatos de clase, uno del Socialismo y el otro del Comunismo), se atrevan a erigirse en artífices de la defensa del trabajador y, tomando como motivo las decisiones del actual gobierno intentando solucionar los graves problemas económicos que nos dejó como herencia el gobierno socialista anterior, provoquen el enfado de la ciudadanía, con la intención de que se eche a la calle en demanda de la anulación de estas decisiones gubernativas.
Solo hay que leer dicho artículo, para darse cuenta del error que representa mantener en activo a esta panda de aprovechados con la excusa de que los “sindicatos” son necesarios en la vida social de un país.
No defiendo lo contrario con mi comentario, lo que defiendo es que en España hacen falta unos sindicatos que representen efectivamente a los obreros de todo el arco productivo, y que estos obreros, al afiliarse, consigan la propia financiación de los mismos con sus cuotas correspondientes.
Ya está bién de mantener a vagos con las subvenciones estatales.
El sindicato que quiera vivir que trabaje, y que no vaya exigiendo unas generosas dádivas presupuestarias con las que aparte de financiar a todos sus amiguetes, ayuden también a sus respectivos partidos en su lucha contra sus adversarios políticos alentando desórdenes y huelgas con la intención de minar la recuperación del país.
Yo también quiero exigir, desde mi modesta opinión, que lo antes posible tome el Gobierno de España la decisión de acabar con la figura del “liberado sindical”, ya que para lo único que sirve es para ejecutar las órdenes de sus superiores en el escalafón sindical, con el agravante de cobrar sin trabajar.
¡Señor!, ¿cuándo abrirán los ojos los españoles?. Pero si solo tienen que recordar como el socialismo ha sumido en la pobreza los paises en los que sus gentes han sucumbido prestando atención a sus cantos de sirena. En toda la historia reciente, la nación donde el socialismo ha implantado sus pezuñas, la pobreza, el miedo y el malvivir, ha sido la pauta diaria para sus gentes.
Pero aquí en nuestra España, pervive el rencor y el ansia de revancha de ese socialismo, al que un día los españoles mandaron al exilio durante 40 años, y que hoy para nuestra desgracia, y por nuestra proverbial candidez, al creer que se había regenerado y cambiado, lo volvemos a tener incrustado en nuestra sociedad.
España es deficitaria en cultura política. De no ser así, ni el mendaz socialismo ni el sádico comunismo, tendrían cabida en nuestra sociedad.
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