domingo, 25 de marzo de 2012

Andalucía, ¡ vota tu futuro con inteligencia !


Voy a procurar que se me entienda:

Como es bien sabido, la pobreza abunda mucho más que la riqueza. Es una "Ley de Vida". El rico se hace rico por ser más avispado que el pobre, por ver claramente la forma de hacer negocio, cosa que el pobre, por desgracia, no vé.

Desde el principio de los tiempos, el fuerte, el avispado, el amoral, el embaucador, ha tenido claro que el trabajo es un castigo divino, que trabajar es contrario a sus propias necesidades; por eso nunca ha trabajado ni nunca lo hará.

Pero una cosa tiene clara, y sin rubor hace uso de élla. Los demás son los que tienen que trabajar para que él disfrute de la vida.

Esto, que todo el mundo debe o debería saber, es lo que separa a los pobres de los ricos, a los tontos de los listos, a los que miran el pasado de los que piensan en el futuro. Y por esa diferencia de entender la vida, es por lo que surge el señor y el lacayo, el noble y el plebeyo, el cacique y el oprimido, el empresario y el obrero, etc.

Llegando a este punto, solo me resta encontrar el nexo de unión que separa a esta clase de personas y solo encuentro una respuesta: La Envidia

Esa envidia que siente el pobre por lo que tiene el rico, envidia que en muchas ocasiones ha motivado grandes enfrentamientos, ¡pero que curioso!, siempre promovidos por una tercera clase social, a la que me atrevo a llamar con el calificativo de "oportunista".

El "oportunista", siempre se cubre con el disfraz de oprimido, de obrero explotado, de antisistema. Este indivíduo, es el que tiende a empujar a los obreros, campesinos, a la clase trabajadora en general a luchar, a rebelarse contra la explotación del hombre por el hombre. Y es éste, precisamente, el que más goza y disfruta del trabajo de unos, y la riqueza o la inteligencia de los otros.

Esta "clase", formada por oportunistas a los que podríamos también llamar "casta", se forma en el seno de las clases altas y las bajas, entre los pobres y los ricos: Son los falsos políticos y los falsos sindicalistas.

Éstos son, los que sin haber aportado ni el más mínimo esfuerzo, unos con sus leyes, promovidas por el poder adquirido y solo con la idea de mantenerse en el poder eternamente, y otros, los que siempre han huído del trabajo, y sabiendo que su supervivencia depende de la fuerza de convicción que tengan adoctrinando a los obreros y campesinos, exacerbándo su envidia de siglos, empujándolos a gritar consignas preconcebidas, incitando a la desobediencia y a la huelga, son los que se llevan el "gato al agua" y disafrutan de buena mesa y mantel.

Así ha ocurrido en Andalucía durante décadas. Andalucía, tierra de cortijos, de caciques, de labriegos hambrientos.

Andalucía, ocupada muchísimos años por esta "casta de parásitos", los que se dicen defensores de los desheredados, (pero que viven como verdaderos "señores" en sus fincas y cortijos), los que durante décadas ha sabido adoctrinar y dar buena vida a centenares de sus correligionarios, los cuales imitan en todo a sus benefactores, fieles guardianes, capós de la masa, esa masa compuesta por obreros, agricultores, padres de familia, los que contribuyen con su esfuerzo a la vida de lujo y placer que esa "casta" disfruta, esa "casta" digo, hoy se juega su futuro.

Pero este nido de vividores, de oportunistas, de indivíduos que han encontrado en la pillería y la corrupción su forma de vida, no quiere morir sin defender sus privilegios, y contraataca con todo lo que tiene a mano; desde falsas promesas (que nunca ha cumplido)hasta las mentiras y falsedades que vierte sobre los que intentan destronarles.

Hoy, los andaluces tienen la palabra. ¿ sabrán aprovecharla ?


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