Puede,
que entre los inmigrantes que se cuelan en nuestro suelo existan
buenas gentes que vienen a trabajar, pero me parece que son los
menos.
Las
mujeres vienen embarazadas para que sus hijos nazcan en esta especie
de “tierra prometida”, mientras que los menores y adultos se
sienten como en su propia casa después de enfrentarse a los guardias
fronterizos. He visto algunos, riendo gozosos hablando por el
teléfono móvil, acto que por sí mismo, indica que sus necesidades
básicas las tienen cubiertas y lo que buscan es hacerse con dinero
de la forma que sea.
El
video que acompaño, demuestra a todas luces que el inmigrante le
exige al ciudadano una cierta cantidad por un servicio que dicho
ciudadano no ha pedido. Al verse sin un dinero que ya consideraba
suyo, el “gorrilla” la emprende a golpes con el señor que con
sus impuestos, permite que su agresor viva en una tierra que no es la
suya.
“Forasteros
vendrán, que de nuestra casa nos echarán”.
Y
no digamos si dirigimos nuestra mirada hacia el “muslim”. Esa
caterva de malnacidos nos llama hasta “invasores” y exigen la
construcción de mezquitas para efectuar sus rezos particulares en
espacios propiedad de los ayuntamientos. Se olvidan que éllos
expulsaron a los visigodos, destrozaron sus iglesias cristianas y
sobre éllas edificaron sus mezquitas.
Ahora,
les falta poco para ser los dueños de Cataluña, y la culpa la
tienen esos secesionistas a los que deseo una feliz independencia,
viendo a las mujeres catalanas con el “burka”, ese modelo que las
hace parecer más femeninas y deseadas.
La
primera catalana que debiera salir vestida con el burka podría ser,
por ejemplo, Helena Rakosnik, (apellido 100% catalán), esposa del
“molt honorable” Arturo Mas, seguida de su hija Patricia. Eso
sería dar ejemplo de una integración de Catalunya con el Islam.
Veamos
antes, lo qué nos desean los moritos de la morería:
Por
todo lo dicho anteriormente quiero exclamar a los cuatro vientos: ¡
ESPAÑA, PARA LOS ESPAÑOLES !
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