En
el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado
las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha
terminado.
El
Generalísimo Franco
Burgos
1º abril 1939.
Así
de lacónico, a la par que sencillo, se anunció que la guerra civil
había terminado.
Son
75 años transcurridos desde entonces, pero a los que tuvieron la
desgracia de ser vencidos, dicha fecha solo les produce rencor y
odio; no han admitido en todos estos largos años, haber perdido una
lucha que consideraban ganada.
Hace
exactamente 39 años, o sea, cuando falleció el anterior Jefe del
Estado Francisco Franco, en un centro hospitalario de la Seguridad
Social construído durante su mandato, y cuyo nombre no podía ser
otro que el de “La Paz”, todos los españoles, con la excepción
de los rencorosos izquierdistas totalitarios, habían olvidado por
completo la confrontación entre éllos. Los pueblos y gentes de
España estaban unidos unos a otros como lo que eran; hermanos.
Pero
esa izquierda, rencorosa y totalitaria, esperaba con gozo y agrado
la muerte del “dictador”, como llamaban éllos al que les hizo
correr, para poder acceder al poder y poco a poco, ir transformando
ese hermanamiento entre españoles, en discordia. “Divide
y vencerás” era su idea base, y durante estos 39 años,
susceptible y maliciosamente la han llevado a cabo con tanto éxito,
que en los momentos actuales ninguna región española puede soportar
la presencia de los que habitan en otras regiones La vida diaria es
insoportable por la falta de recursos, la corrupción está
ampliamente extendida en todos los estamentos de la sociedad, la
juventud no llegará a cobrar ninguna pensión porque no habrá
cotizado a la SS por no trabajar actualmente, la deuda del Estado se
cifra en miles de millones de euros por la mala administracion de los
anteriores gobiernos y por la enorme cifra de funcionarios nacidos a
la sombra de esa partición de España en Comunidades Autónomas,
etc.etc.
España
está necesitando otra vez, la mano firme que la reconduzca por el
camino recto, donde los juramentos tengan que cumplirse o de lo
contrario ser demandados, donde el obrero trabaje, donde los
jóvenes estudien, donde la mujer recupere su femineidad, su finura,
su ternura, donde los jóvenes aprendan a respetar a las que pueden
ser las madres de sus hijos, donde la buena educación se observe en
todos los actos del día, en fín, donde la forma de comportamiento
sea la contraria a la pregonada por es izquierda, rencorosa y
totalitaria.
Para
esa izquierda, el “progreso” que dice representar lo tenemos
demostrado en lo que ha inculcado a los españoles estos 39 años:
Aborto, Drogadicción, Ateismo, Relativismo, Ignorancia, Pobreza y
Hambre. Ser
“progresista”, significa no creer en Dios ni en la Iglesia
Católica, significa que las mujeres se conviertan en meros objetos
de placer, troceando en su útero si lo creen conveniente, al
producto de sus desvaríos, también significa, que los dirigentes
políticos de esa izquierda puedan acumular millones de euros de la
forma y manera que hayan creído conveniente, sabiendo como saben el
calvario de las clases desfavorecidas que tienen que rebuscar en los
contenedores de basura su alimento diario. También significa que se
puedan colocar amigos y familiares en puestos administrativos con
sueldos estratosféricos.
Eso
y más, es ser “progresista”. Por eso tienen tantos adeptos entre
la clase política, y esta es la razón por la que, a no ser por esa
mano firme a la que me he referido anteriormente, España pronto se
convertirá en un país de eunucos impotentes repleto de odaliscas,
para placer de cualquier extranjero que le apetezca el sexo fácil,
el sol y las playas españolas.
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