lunes, 24 de febrero de 2014

Alcoy durante la Guerra Civil

Estoy leyendo un libro que narra lo sucedido en una ciudad del levante español llamada Alcoy durante los cerca de tres años que duró nuestra guerra civil.
total impactos de los siete bombardeos
Su autor, se basa concretamente en los datos que aparecían en el periódico local y provincial de aquellas fechas. Sucesos, defunciones, desapariciones, nombres etc. representan un excelente trabajo que saca a la luz lo que ocurrió desde 1936 hasta 1939. Hay que tener en cuenta que esta ciudad no estuvo en la zona conflictiva, pues en lo referente a hechos de carácter militar, solo al final del año 1939 sufrió unos cuantos ataques aéreos de bombardeo, más que nada, por ser una ciudad que proporcionaba armamento en sus talleres de fundición.
Leyendo lo ocurrido en esta población, me figuro lo que debió ocurrir en el resto de pueblos y ciudades de España durante los meses que duró el conflicto.
Hay tres aspectos del comportamiento de los autollamados “antifascistas” que se dió por igual en todos los lugares donde ejercieron su influencia: su fobia anticatólica, su ambición por un poder controlador y su afán por disfrutar de los lujos y comodidades.
Para conseguir el primero de los señalados, se dedicaron sin freno a la destrucción de templos, conventos, bibliotecas y objetos de culto. Así como arrasaron lienzos, imágenes y murales que por si mismos tenían un valor incalculable y que se perdieron para siempre, privando a las generaciones futuras del disfrute de los mismos.
Para completar la forma de expresar "su cultura” de la que siempre presumían (y presumen), acompañaron las destrucciones con el sadismo, salvajismo, y brutalidad de la que eran capaces en el martirio, antes de darles muerte, a millares de sacerdores, prelados, monjas y seglares por el solo hecho de creer en Dios.
Para el segundo de los conceptos que señalo, apenas tuvieron conocimiento del levantamiento del Ejército en Canarias, sin esperar orden alguna, tomaron el mando de la población, le quitaron toda la autoridad al alcalde y se formó un COMITÉ, el cual era dueño y señor de vidas y haciendas en la población, y lo mismo pasó en el resto de las poblaciones españolas donde tuvieron la desgracia de sufrir esos comités durante toda la guerra.
La mayor parte de asesinatos ocurridos en la retaguardia republicana fueron debidos a las órdenes dictadas por esos comités. A mi abuelo paterno, obrero textil, sin filiación política alguna, pero perteneciente a una familia creyente católica, lo sacó de la fila en la que lo llevaban a la cheka correspondiente, un miliciano que lo conocía de toda la vida y que no dudó en hablar a su favor, con lo cual le salvó la vida. Por eso es digno de reseñar que aún en las filas de los SIN DIOS, existe el impulso que guía a efectuar una buena obra; ese impulso tiene un nombre y ese nombre es CARIDAD.
Pero retomando el hilo, no es de extrañar que al finalizar la contienda, los integrantes de comités y sus verdugos, todos conocidos por la población, fuesen debidamente encarcelados o ajusticiados con arreglo a sus acciones cometidas. Esos desalmados tuvieron una cosa que no ofrecieron a sus asesinados: un juicio. Puede que no fuese un juicio completamente imparcial, pero de lo que no cabe duda, es que se fusiló a quien tenía delitos de sangre inocente. Dos tíos, y hasta mi padre, todos integrados en el Ejército Republicano, regresaron a sus casas después de la guerra.
Y llegamos al tercero de los comportamientos antifascistas, o sea, su afán por disfrutar de los lujos y comodidades.
Como resultado del concepto anterior, muchas personas que llamaremos de “derechas”, por temor a ser “paseadas”, o sea, asesinadas, apenas tuvieron ocasión se marcharon o escondieron, dejando sus viviendas y enseres abandonados. Pero no estuvieron abandonados mucho tiempo; los envidiosos se apoderaron de todo. En las balconadas y ventanales se podían observar las caras satisfechas de los esposas o “amigas” de los nuevos amos, los que sin esfuerzo se creían con derecho a disfrutar de todo aquello que les había sido negado, bajo la falsa razón de que todo había salido del sudor de los obreros.
Los centros de producción fueron requisados y sus dueños, en el mejor de los casos, conservados con vida para que trabajasen como cualquier obrero asesorando a los que se sentaban en los despachos sin entender, es un decir, para qué servía un lápiz.
Los oficios fueron “socializados”. Textil, Metalurgia, Madera, Prensa escrita, Arte, etc. todo tuvo que socializarse. No podía haber un artista autónomo, ni un zapatero, ni un empresario textil. Nadie podía trabajar por su cuenta y riesgo; tenía que pertenecer al gremio correspondiente, el cual estaba socialistado y controlado por el COMITÉ.
Así era la vida diaria en los pueblos bajo el poder de los sindicatos y partidos como la CNT, FAI, PC, POUM, PS, etc.etc. o sea, los amantes de la DICTADURA DEL PROLETARIADO.
De cuando en cuando, hay que recordarles a las nuevas generaciones, esas que han crecido bajo las falsedades contadas por la izquierda cavernícola y trasnochada, que és lo que pasó realmente cuando sobrevino el Alzamiento Nacional para frenar esa dictadura que deseaba instalarse en España y que hoy, en el año de gracia del 2014, parece que está a punto de conseguir, con un mayoría de jóvenes relativistas sin principios y una Iglesia que ha olvidado su permanencia en España durante 70 años gracias al fruto de los que fueron sus mártires, olvidados como otras tantas cosas.

1 comentario:

samuel dijo...

Que puta vergüenza de post. Viva la dictadura del proletariado, muerte cruel al fascista.