Observando la
vehemencia con la que cualquier contertulio televisivo de izquierdas
defiende a los de su cuerda, tanto si es periodista como profesor
universitario, cualquiera diría oyéndoles, que son los únicos
poseedores de la verdad, de la razón, aunque si rascamos un poco,
podremos encontrar muchas fisuras en los argumentos esgrimidos,
demostrando que defienden lo indefendible.
La Izquierda,
bien porque siempre le ha salido gratis la propaganda, o por que se
lo han hecho creer, nunca aceptará perder a base de argumentos. La
razón siempre estará de su parte. Y si como suele suceder, su
oponente la abruma con hechos demostrados, intentará desviar la
atención, bien tratando de cambiar el tema o riendo como si esos
hechos fuesen chistes. Es lo que normalmente estoy viendo
continuamente en las tertulias televisivas.
Lo que más me
preocupa de estas reuniones televisivas, ya que no me atrevo a
llamarlas debates, es que los, llamémosles liberales aunque no lo
sean, muchas de las veces se queden sin voz para frenar los
despropósitos de la siniestra, sobre todo si el tema es la
Educación. Veamos porque lo digo.
En tiempos de "la
oprobiosa", y a pesar de haber procurado silenciar en lo posible
este dato por parte de la siniestra y de la diestra, viendo al nivel
educativo que ha creado la "democracia española", me
acuden a la memoria los esfuerzos educativos que el régimen anterior
puso a disposición de la juventud obrera española creando las
Universidades Laborales, como complemento al Sistema Educativo
Nacional.
La filosofía que
justificaba la creación de las UU.LL.
consistía en cualificar al mundo obrero, esto es, a los trabajadores
y a sus hijos, pues los trabajadores de aquella España de
los años cincuenta, con cinco millones de
analfabetos producto de la II República, al que el
régimen denominaba productores, no
aspiraban y ni siquiera imaginaban a sus hijos en estudios
universitarios. Sus pretensiones, por tanto, se limitaban
en conseguir para su prole una especialización técnica en un oficio
o en la industria.
Las UU.LL. se
concibieron dentro de un contexto político totalitario, retórico y
exaltador, con una enorme carga ideológica nacionalsindicalista
encabezada por el carismático líder falangista Girón de Velasco.
Con esto, se pretendía evitar nuevas revoluciones sociales, llevando
la cultura a las masas obreras, puesto que la incultura genera y
exacerba el odio de clases (se
explica por qué, el socialismo desde el mismo momento que subió al
poder en 1982, ha procurado crear una cultura basada en la
incultura).
Como base, los
planes de estudio de los Institutos Laborales y de las Escuelas de
Formación Profesional se les añade un Plan de Formación Humana,
que habría de ser uno de los mecanismos innovadores y
característicos de las Universidades Laborales al aplicarse dicho
Plan dentro de las actividades educativas de la vida del alumno en
régimen de internado. La ideología
dominante fue, con todo, la de orientar la técnica docente formativa
de la personalidad sobre un firme fundamental religioso, patriótico
y humanístico. El citado Plan, se diseña como
instrumento adoctrinador del alumnado en la ideología falangista,
donde se insertan los principios ideológicos y políticos del
nacionalsindicalismo franquista. Con todo, el Plan de Formación
Humana, en realidad fue más un proyecto programático que un plan
formativo racionalizado, pues cada Centro disponía de total
autonomía en su realización, por lo que puede afirmarse con
rotundidad que el adoctrinamiento de la clase obrera tuvo más de
mito que de realidad. El profesor D.Alfonso Guerra, destacado
socialista, estuvo durante ocho años impartiendo la "cultura nacionalsindicalista"
en la Universidad Laboral de Sevilla.
La
función docente se extendía a la enseñanza ordinaria e intensiva
de los trabajadores y de sus hijos, mediante una acción educativa en
los órdenes humano, social, cultural, profesional y técnico.
Su estructura interna, al disponer de una serie de mecanismos que
rompían con el sistema tradicional de ayudas y becas al estudio,
representó el cauce más genuino de otros dos principios sociales:
el de igualdad de oportunidades y el de posibilidades.
Por otro lado, la
dotación de una beca en la UULL incluía absolutamente todo lo
necesario para la actividad escolar, además de la vida
residencial y los gastos de transporte del Centro a sus domicilios
(aspectos totalmente novedosos y vanguardistas que, años más tarde,
serían igualmente establecidos en el sistema de becas del propio
Ministerio de Educación y Ciencia).
Las
Universidades Laborales constituyeron en su etapa inicial, y a lo
largo de su desarrollo, un sistema de cobertura educativa para las
capas sociales menos favorecidas, esto es, facilitar la vieja
aspiración de la población obrera del derecho a la educación.
En conclusión, las Universidades Laborales pervivieron, con todas
sus servidumbres y grandezas, durante veintitrés años de la
Historia de España de la segunda mitad del siglo XX y han dejado,
además de una indeleble huella arquitectónica en la geografía
española, con la red de Centros de Universidades Laborales, un
rastro cultural y profesional en el casi medio millón de alumnos que
pasaron por sus aulas.
Me
parece que con lo dicho, añadiendo los miles de viviendas
protegidas, los Hospitales, los pantanos, las comunicaciones, la
creación de una extensa clase media, la práctica erradicación del
analfabetismo, la Residencias de Educación y Descanso para solaz de
la clase obrera, junto con las leyes de apoyo al obrero, etc.etc.,
sobran
razones para que, en las tertulias, la trasnochada y desmemoriada
izquierda, sea aplastada con argumentos demostrables, al revés de lo
que élla hace: Demagogia pura y simple, y que continuará haciendo
mientras no encuentre quien le pare esa lengua mentirosa y sibilina.