lunes, 14 de enero de 2013

¡Aún hay clases!

El Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, ha enviado, en nombre de los obispos miembros de la CEE y en el suyo propio, una carta de felicitación a Su Majestad el Rey de España Don Juan Carlos I con motivo de la celebración de su 75 cumpleaños.

En un momento lleno de no pocas y serias dificultades de diverso orden – escribe el cardenal Rouco-, España puede encontrar en los años de Vuestro Reinado motivos de inspiración para mirar adelante con fortaleza”.

El Presidente de la CEE concluye encomendando al Señor “la salud y la vida de Vuestra Majestad, para que, en su divina Providencia, lo guarde y guíe para su felicidad y para el bien de España”.

Con la firma voluntaria, sancionando las leyes siguientes, podemos encontrar motivos de inspiración para mirar adelante con fortaleza, según el cardenal Rouco.

Ley de Anmistía para terroristas con delitos de sangre
Ley de despenalización del amancebamiento y adulterio
Ley de divorcio
Ley del Aborto de 1985
Ley que legaliza la blasfemia
Ley de Técnicas de Reproducción Asistida
Ley de uniones homosexuales
Ley de Divorcio “express”
Ley de Educación para la Ciudadanía
Ley del aborto de 2010

La nota de prensa no aclara cual de estas leyes, validadas y sancionadas por SM D.Juan Carlos Borbón, ha supuesto para los obispos más “inspiración para mirar adelante con fortaleza”.

A propósito de lo dicho, veamos lo que sucedió en Bélgica hace unos años, donde se demuestra que un rey puede no reinar, pero sí hacer valer su realeza con honor.
En 1990, en Bélgica, una ley propuesta por Roger Lallemand (socialista) y Lucienne Herman-Michielsens (liberal), ampliaba los supuestos legales del aborto, y ésta fue aprobada por el Parlamento. Sin embargo, el 29 de marzo de 1990 el rey Balduino rehusó sancionarla, un acto sin precedentes en la historia belga. Como en la mayoría de monarquías constitucionales modernas, el rey es el Jefe de Estado y su sanción real es necesaria para que una ley entre en vigor. Tras varios intentos de convencer al rey para que sancionara la ley, se adoptó una solución de compromiso: el 4 de abril el rey Balduino dimitía y el gobierno de Wilfried Martens, basándose en el artículo 82 de la Constitución belga, tomó la Regencia. Así, el Consejo de Ministros firmaba y sancionaba la ley y ésta entró en vigor. Al día siguiente el Parlamento belga se reunió y, por 245 votos a favor y 93 abstenciones, se declaró que Balduino volvía a ser de nuevo rey de los belgas.

Por lo que para terminar, solo me queda decir: ¡ Hasta en la sangre azul hay clases !

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