El
Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española
(CEE), Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, ha enviado, en nombre de
los obispos miembros de la CEE y en el suyo propio, una carta de
felicitación a Su Majestad el Rey de España Don Juan Carlos I con
motivo de la celebración de su 75 cumpleaños.
“En
un momento lleno de no pocas y serias dificultades de diverso orden –
escribe el cardenal Rouco-, España puede
encontrar en los años de Vuestro Reinado motivos de inspiración
para mirar adelante con fortaleza”.
El
Presidente de la CEE concluye encomendando al Señor “la
salud y la vida de Vuestra Majestad, para que, en su divina
Providencia, lo guarde y guíe para su felicidad y para el bien de
España”.
Con
la firma voluntaria, sancionando las leyes siguientes, podemos
encontrar motivos de inspiración para mirar adelante con fortaleza,
según el cardenal Rouco.
Ley
de Anmistía para terroristas con delitos de sangre
Ley
de despenalización del amancebamiento y adulterio
Ley
de divorcio
Ley
del Aborto de 1985
Ley
que legaliza la blasfemia
Ley
de Técnicas de Reproducción Asistida
Ley
de uniones homosexuales
Ley
de Divorcio “express”
Ley
de Educación para la Ciudadanía
Ley
del aborto de 2010
La
nota de prensa no aclara cual de estas leyes, validadas y sancionadas
por SM D.Juan Carlos Borbón, ha supuesto para los obispos más
“inspiración para mirar adelante con
fortaleza”.
A
propósito de lo dicho, veamos lo que sucedió en Bélgica hace unos
años, donde se demuestra que un rey puede no reinar, pero sí hacer
valer su realeza con honor.
En
1990, en Bélgica, una ley propuesta por Roger Lallemand (socialista)
y Lucienne Herman-Michielsens (liberal), ampliaba los supuestos
legales del aborto, y ésta fue aprobada por el Parlamento.
Sin embargo, el 29 de marzo de 1990 el rey
Balduino rehusó sancionarla, un
acto sin precedentes en la historia belga. Como en la mayoría de
monarquías constitucionales modernas, el
rey es el Jefe de Estado y su sanción real es necesaria para que una
ley entre en vigor. Tras varios intentos de convencer al
rey para que sancionara la ley, se adoptó una solución de
compromiso: el 4 de abril el rey Balduino dimitía y el gobierno de
Wilfried Martens, basándose en el artículo 82 de la Constitución
belga, tomó la Regencia. Así, el Consejo de Ministros firmaba y
sancionaba la ley y ésta entró en vigor. Al día siguiente el
Parlamento belga se reunió y, por 245 votos a favor y 93
abstenciones, se declaró que Balduino volvía a ser de nuevo rey de
los belgas.
Por
lo que para terminar, solo me queda decir: ¡
Hasta en la sangre azul hay clases !
No hay comentarios:
Publicar un comentario