A D.Mariano Rajoy,
Presidente del Gobierno de España
Sr. Rajoy:
Voy a ser de los últimos
en negarle la confianza que muchos millones de españoles le
concedieron para que pudiese tener la oportunidad de acceder a la
presidencia de nuestra Nación y de esta forma, intentar reconducir
los valores perdidos por largos años de socialismo.
Hasta hoy, he procurado
minimizar las decisiones tomadas por Ud. apoyándome en que estaban
diseñadas para salir de esta gran crisis económica, pero confiaba
que también se apoyaría en esa mayoría obtenida por los votos que
le dimos, en procurarse el mejor detergente, con la finalidad de
limpiar el suelo patrio de la porquería esparcida por el anterior
ejecutivo, la cual necesitaba, y aún necesita, una limpieza a fondo.
Pero no salamente no
dispone de ninguna clase de detergente, sino que además, con sus
acciones y decisiones, puede que no se dé cuenta que lo está
ensuciando más.
Por poner un ejemplo,
veamos lo que se está preparando en cuanto a darle la "libertad
para morir" a un asesino terrorista que en su día, y por
cuenta propia, se tomó la "libertad para matar".
Ud. y su Gobierno, se
escudan para conceder esa especie de perdón, en que la LEY así lo
estipula. Las leyes, Sr. Rajoy, las crea el Gobierno, las crean
ustedes, luego pueden ser cambiadas en cuanto se lo propongan, y
ustedes disponen de la mayoría suficiente para presentar la nueva
LEY, discutirla y aprobarla con carácter de urgencia. ¿Porqué no
lo hacen?.
Y lo mismo ocurre con la
Ley del Aborto, con la Ley de la asignatura de "Educación para
la ciudadanía", con la Ley sobre subvenciones, con la Ley
sobre.....etc.etc. Todo esto creíamos, los que les dimos nuestro
voto, que serían, junto con la economía, las prioridades que
adoptaría su Gobierno al tomar posesión de PODER. Pero una cosa es
PODER y otra QUERER.
Sus votantes, entre los
que me incluyo, se están preguntando si realmente Ud. y su Gobierno,
quieren o no quieren. Porque poder ¡pueden!, luego si no hacen lo
prometido es porque, o realmente no pueden o no les dejan hacerlo.
¿ Puede responderme,
Sr. Presidente ?
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