Fue
vista con buenos ojos por el diputado de Esquerra (ERC) Joan Tardá y
por el portavoz de Izquierda Plural José Luis Centella, que tres
"activistas" (hace un par de décadas tenían otro nombre)
interrumpiesen la sesión del Congreso mostrando sus envilecidos
pechos como reclamo al estilo de las busconas de la via pública,
con el fín (según éllas), de protestar porque
no las dejan matar libremente al producto de sus excesos sexuales.
Ahora
no se ha manifestado ni uno de los medios de comunicación, pidiendo
ilegalizaciones por el hecho de ver interrumpido un acto de
exaltación al secesionismo por parte de un grupo independentista
catalán. Ahora, y con la boca chica, comentan lo desafortunado de
una reclamación que la mayoría ve correcta; matar
al nonato cuando quien lo está creando lo considere. Todo
se perdona cuando la reclamación se acompaña de exibicionismo,
sobre todo, si se interrumpe una sesión parlamentaria; ¡pero que
ocurrencias tiene esta gente!, es lo máximo que se les ocurre
comentar.
¡Cuadrilla
de hipócritas, farsantes y fariseos!. ¿Serían igual de
circunspectos si fuesen sus hijas las que se manifestasen de esta
forma grosera y chabacana?. Puede que alguno sí, pero la mayoría se
escandalizaría.
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