martes, 8 de mayo de 2012

España, españoles y Mauthausen


Los españoles que llegaron a Mauthausen formaban parte del medio millón de refugiados que cruzó la frontera francesa hacia el final de la Guerra Civil, ante el avance de las tropas franquistas. Estos fugitivos republicanos, apenas pasada la frontera francesa, fueron destinados a campos de acogida en el sur del país quedando allí custodiados en centros de internamiento.

Iniciada la Guerra Mundial, la mayoría de los españoles de estos centros entraron a combatir con el Ejército francés, así como también, a formar parte de los grupos de resistencia franceses. Y fue allí, entre las filas de los aliados, donde fueron capturados por los nazis. Muchos fueron enviados al frente o integrados en batallones de trabajo. Tras el armisticio de Vichy, los alemanes capturaron a la mayoría y los deportaron desde los campos franceses a los situados en territorio del Reich, entre éllos el de Mauthausen"

Los nazis denominaban "stalag" a los campos de prisioneros de guerra, pero como para ellos los republicanos no eran considerados prisioneros de guerra según la convención de Ginebra, ni tenían nacionalidad, ya que el gobierno español no los consideraba españoles por huír de su país, fueron trasladados a campos de exterminio, junto con los judíos, los gitanos o los homosexuales.

Es una historia trágica, ya que después de la Guerra Civil, y después de pasar por tantas visicitudes, muchos no querían volver a España y se quedaron a vivir en Francia. Otros, pudieron vivir en Rusia, aunque éstos, según Carmen Parga, viuda de un general republicano, exilada en la URSS, confesó en cierta ocasión "La Rusia de Stalin era una Rusia tremendamente desgraciada porque Stalin fue un opresor bárbaro, un dictador típico, pero bestial... Enseguida nos dimos cuenta del horror que era aquello y del peligro en que vivía toda la gente e hicimos lo que hace todo el mundo en todas las dictaduras: disimular y callar".

Analizando algunos puntos sobre el tema que se expone, vemos que, mientras miles de combatientes y sus familiares cruzaban los Pirineos, creyendo que las tropas de Franco tomarían represalias a todo el mundo, los cuadros y mandos políticos de la República, socialistas y comunistas, así como por una heterogénea muchedumbre, formada por unos quince mil campesinos, obreros, intelectuales y funcionarios, olvidándose de los que pisaban suelo francés, embarcaron en direcciones diversas, una de éllas México, lugar de destino de los principales miembros políticos.

Éstos, aparte de ponerse a salvo, se llevaron un importante capital en joyas, obtenidas de los robos e incautaciones efectuadas a las familias acusadas de "fascistas", así como del asalto a los templos y cajas de seguridad de los Bancos, donde muchas personas habían depositado sus más preciados pequeños tesoros. También añadieron al expolio, obras de arte y lingotes de oro y plata.

El botín valía la pena: depósitos del banco de España, cajas de oro amonedado, objetos históricos de la catedral de Tortosa, el Tesoro Mayor y Relicario Mayor de Santa Cinta, ropas y objetos procedentes de la catedral de Toledo, entre ellos el famoso manto de las 50.000 perlas, colecciones de monedas de alto valor numismático, con ejemplares únicos de valor histórico, objetos de culto de la Capilla Real de Madrid, entre ellos, el joyero y el Clavo de Cristo, pinturas, alhajas de los Montes de Piedad, etc., etc.

La mayor parte de la carga, de contenido ignorado, iba en más de cien grandes maletas, que según el miembro de la ejecutiva de la UGT y director general de la Caja de Compensaciones, Amaro del Rosal Díaz, habían adquirido en París con gran sigilo unos empleados del Banco de España, socialistas de confianza.

Todas estas riquezas fueron embarcadas en el antiguo yate “Giralda” que había pertenecido a Alfonso XIII y que ahora, con bandera norteamericana y un nuevo nombre “Vita”, ponía rumbo a Mexico. El tesoro llegó a Veracruz el 23 de marzo de 1939.

Como final de este trabajo, puedo decir que mi padre, mi suegro y dos hermanos de mi madre estuvieron encuadrados en las tropas republicanas. Se limitaron a luchar, a disparar y a tratar de seguir con vida en las trincheras. Cuando llegó el final de la contienda, solo mis dos tíos estuvieron encerrados en la plaza de toros de Valencia durante un tiempo, hasta comprobar que la única sangre que derramaron había sido luchando en los campos de batalla y nó en las "chekás" o en las cunetas de los pueblos, y regresaron con sus familias. Mi suegro y mi padre ni tan siquiera fueron interrogados.

¿Qué tenían que esconder los que huyeron, o qué actos criminales cometieron al amparo del poder republicano-comunista para huir de España y no querer a regresar?.¿Porqué pasaron la frontera?. Miles de soldados, milicianos, mujeres, ancianos y niños no la pasaron, al comprobar que las tropas vencedoras no mataban a civiles como les habían hecho creer. ¿ Porqué éllos nó ?. Dá que pensar.

Los que se quedaron, los ESPAÑOLES que se quedaron, republicanos y no republicanos, unidos levantaron España con su esfuerzo y sin ayuda, sin el oro enviado a Rusia y bloqueados internacionalmente. A esta difícil tarea no ayudaron los evadidos. Éstos, prefirieron luchar contra los alemanes en Francia, (en la que se quedaron tras la guerra), defendiendo las proclamas del mayor genocida de la Historia: Stalin. No quisieron contribuir a mejorar el nivel de vida que se pudo alcanzar en nuestro país, y por eso fueron considerados antiespañoles, pero sí ayudaron a recuperar con su trabajo a Francia  y pagaron su error con la muerte en los campos de Europa, los de batalla y los de exterminio, estos últimos creados por el segundo gran genocida de la Historia: Adolf Hitler.

Ya va siendo hora que se vayan diciendo verdades sobre lo acontecido. En España, terminada la guerra, hubo represión, sí, pero recayó principalmente sobre los que habían cometido asesinatos, muchos  precedidos de horrendas torturas, efectuados sádicamente  sobre personas indefensas tales como sacerdotes, monjas, católicos en general, así como jovencísimos seminaristas y novicias de conventos. También hubo represión sobre los propagandistas de ideas antiespañolas, comisarios comunistas que trataban de ejercer proselitismo entre la juventud y campesinado rural, destrozando tesoros artísticos de valor incalculable, así como archivos y documentos de los templos, tratando a toda costa de borrar la Historia y acabar con el cristianismo en España convirtiendo nuestra Patria en otro satélite de Rusia.

La represión, se ejerció a través de tribunales militares. Puede que, como ocurre con cualquier obra humana, muchísimas veces pagasen justos por pecadores, pero después de ser juzgados, cosa que los inculpados no hicieron con los miles de personas indefensas, asesinadas después de someterlas a terribles tormentos como ha quedado demostrado, probado y documentado.

Hoy se recuerda a los torturados y muertos en Mauthausen. Es terrible lo que les pasó. Éllos luchaban y creían en un equivocado ideal comunista, y perdieron. Mas lo que no pueden hacer los que aún están vivos y cuentan sus experiencias, es intentar explicar a unos jóvenes colegiales de corta edad, las cosas que les hicieron en el campo de concentración, (como ví hacerlo en TV2 esta semana), y no explicarles al mismo tiempo, y a esos mismos colegiales, las barbaridades y tormentos sufridos por miles de españoles apresados sin armas en la mano, despeñados, troceados, machacados, violados y fusilados por los comunistas y socialistas en aquellos tiempos. No murieron en Austria ni en Alemania, sino al lado de su casa, en la "cheka" y en cualquier cuneta o tapia de camenterio.

Dejemos descansar a los muertos y no envenenemos a la juventud con explicaciones demagógicas, pensadas con el único fín de que crezcan odiando a los malos de la derecha, o "fascista", como la llaman los buenos de la izquierda. Bastante cruz tendrán con vivir los tiempos que corren, tiempos de penuria, precisamente provocados por ese afán de lujo gratis y vida muelle con que siempre ha soñado la izquierda buena, pero sin tener que trabajar para conseguirla.


No hay comentarios: