martes, 27 de mayo de 2014

¿Política o la cuadratura del círculo?

¿Alguien se cree que a la política se va por servicio?. Si esta creencia es considerada por el ciudadano, como un motivo para mantener al político como un bien precioso al que se tiene que cuidar y apoyar, me parece que se está equivocando de medio a medio. La Política, por el contrario, es el arte de conseguir llenarse la cartera sin tener que preocuparse por un futuro incierto al que desgraciadamente se enfrentan los demás ciudadanos.

Díganlo sino los miles de “polítiquillos” brotados a la sombra de una Constitución, nacida exclusivamente para mantener esa cantidad de vagos, (existen unos 140 partidos o agrupaciones políticas en España), y de éllos, los más listillos, hace cerca de cuarenta años han estado, y continúan estando, llenándo sus bolsillos así como sus patrimonios, con el producto del esfuerzo de la clase obrera, mucha de élla autónoma, a la que se le ha inculcado en la mente que los políticos existen por la gracia de Dios para hacerles la vida más dichosa, y en consecuencia, tienen que desprenderse anualmente de una parte considerable de sus ingresos, con el fin de mantener esa casta de politivagos, únicos beneficiados del sistema político actual.

Ideas, lo que se dice “ideas”, no ha brotado ni una de toda esa caterva de amantes de la holganza, no han parido alguna que haya servido para mejorar el nivel de vida de los españoles sino todo lo contrario. Ahora, si se quiere vivir medianamente bien, hay que disponer de una cartilla bancaria o una cuenta corriente (cosa que cada día es más obligatoria), para los gastos más necesarios: Agua, Gas, Electricidad, Seguros, Alimentación, Colegios, así como Impuestos Municipales y Estatales. Todos los anteriores, así como los llamados “indirectos”, tienen que ser satisfechos por los ciudadanos con el fin de mantener los supersueldos de toda esa casta política que, imitando al perro del hortelano, “NI TRABAJA NI DEJA TRABAJAR”.

Pero eso sí: Tenemos “el derecho” de votarles cada cuatro años. Aunque por mi parte, como he pasado sin él durante cuarenta años, puedo pasar sin él lo que me quede de vida.

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