¿Alguien
se cree que a la política se va por servicio?. Si esta creencia es
considerada por el ciudadano, como un motivo para mantener al
político como un bien precioso al que se tiene que cuidar y apoyar,
me parece que se está equivocando de medio a medio. La Política,
por el contrario, es el arte de conseguir llenarse la cartera sin
tener que preocuparse por un futuro incierto al que desgraciadamente
se enfrentan los demás ciudadanos.
Díganlo
sino los miles de “polítiquillos” brotados a la sombra de una
Constitución, nacida exclusivamente para mantener esa cantidad de
vagos, (existen unos 140 partidos o agrupaciones políticas en
España), y de éllos, los más listillos, hace cerca de cuarenta
años han estado, y continúan estando, llenándo sus bolsillos así
como sus patrimonios, con el producto del esfuerzo de la clase
obrera, mucha de élla autónoma, a la que se le ha inculcado en la
mente que los políticos existen por la gracia de Dios para hacerles
la vida más dichosa, y en consecuencia, tienen que desprenderse anualmente de una parte considerable de sus ingresos, con el fin de
mantener esa casta de politivagos, únicos beneficiados del sistema
político actual.
Ideas,
lo que se dice “ideas”, no ha brotado ni una de toda esa caterva
de amantes de la holganza, no han parido alguna que haya servido para
mejorar el nivel de vida de los españoles sino todo lo contrario.
Ahora, si se quiere vivir medianamente bien, hay que disponer de una
cartilla bancaria o una cuenta corriente (cosa que cada día es más
obligatoria), para los gastos más necesarios: Agua, Gas,
Electricidad, Seguros, Alimentación, Colegios, así como Impuestos
Municipales y Estatales. Todos los anteriores, así como los
llamados “indirectos”, tienen que ser satisfechos por los
ciudadanos con el fin de mantener los supersueldos de toda esa casta
política que, imitando al perro del hortelano, “NI TRABAJA NI DEJA
TRABAJAR”.
Pero
eso sí: Tenemos “el derecho” de votarles cada cuatro años.
Aunque por mi parte, como he pasado sin él durante cuarenta años,
puedo pasar sin él lo que me quede de vida.
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