El día 5 de
octubre, se inició una “huelga general revolucionaria” promovida
por la Izquierda, en especial por Francisco Largo Caballero,
presidente del PSOE y secretario general de la UGT, además de ser el
líder las Juventudes Socialistas.
Un día
después, el 6 de Octubre de 1934, bajo un Gobierno español elegido
en las urnas, en Barcelona se iban repartiendo por las calles unos
panfletos donde podía leerse lo siguiente:
República
Catalana
Pueblo
catalán: en estos momentos propicios, en estos instantes de
exaltación, una vacilación constituiría un acto de cobardía que,
cualquiera que fuese el autor, Cataluña no perdonaría nunca. El
pueblo está a punto. Las formaciones están movilizadas para
lanzarse a la lucha tan pronto como suene la orden de acción. ¡Fuego
al que pretenda cerrar el paso! ¡Nacionalistas!; si ahora no
proclamamos la independencia de Cataluña, es porque no queremos. Que
escuchen nuestras autoridades este llamamiento que sale del fondo del
alma: obreros, intelectuales, idealistas en los que palpita un anhelo
de libertad. ¡A las armas por la República Catalana!
Al mismo
tiempo, la "Alianza
Obrera", un grupo formado por "escamots"
pelotones de indivíduos creados por Miguel Badía,(futuros
milicianos del ejército revolucionario y secesionista), socialistas
catalanistas, elementos del Centro Autonomista de Dependientes del
Comercio y de la Industria y comunistas-trostkystas del grupo de
Andrés Nin, fueron los que se encargaron de conducir la agitación
social. Una de sus primeras acciones fué la de incautarse de Fomento
del Trabajo Nacional en la Puerta del Ángel, instalando allí su
Cuartel General, para a continuación redactar y dar publicidad a una
proclama que colocaron en los sitios más céntricos de Barcelona.
Decía así:
El
movimiento insurreccional del proletariado español contra el golpe
de Estado cedista ha adquirido una extensión y una intensidad
extraordinaria. Jamás se ha conocido en España alzamiento de tanta
magnitud… Las noticias recibidas de todo el país no pueden ser más
optimistas y alentadoras. Es necesario en estas horas críticas una
acción decidida y enérgica. En este sentido la proclamación de la
república catalana tendrá sin duda una influencia enorme, provocará
el entusiasmo de las masas trabajadoras de todo el país e impulsará
vigorosamente su espíritu combativo. Pero no se puede perder el
tiempo. Es hoy cuando hay que proclamar la república catalana.
Mañana podría ser tarde. Conviene que las masas populares lo tengan
presente y cumplan con su deber. ¡Viva la huelga general
revolucionaria! ¡Viva la República catalana!
Hoy, en el
año 2012, con una España cuarteada en 17 autonomías, bajo una
espantosa crisis provocada por el endeudamiento que un socialismo
desenfrenado provocó, con seis millones de españoles sin trabajo,
con miles de familias a las que los bancos les reclaman los créditos
hipotecarios deshauciándolas, con una falta de valores en la
sociedad y una elevada tasa de corrupción entre la clase política,
se dan las condiciones para que algo parecido a lo ocurrido en 1934 vuelva a
ocurrir.
Sería muy
conveniente que lo que se está gestando, tanto el Gobierno como las
fuerzas encargadas de mantener la unidad de España trataran de
evitar. España puede funcionar perfectamente con un solo gobierno,
tal y como siempre ha funcionado. Los separatistas, si quieren
continuar con sus actos, deben ser conscientes que el resultado les
puede acarrear la carcel por alta traición. La Constitución puede
reformarse volviendo a unir lo que se dividió, pues todos estamos
viendo el mal resultado que ha producido tratar de dividir lo
indivisible.
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