lunes, 6 de enero de 2014

¡Ya no está Franco!.¡Viva la democracia!

Ya tenemos DEMOCRACIA. Hace exáctamente 35 años que dejamos atrás la tan denostada DICTADURA de Francisco Franco, y la realidad nos está mostrando que en poco o nada hemos mejorado nuestra vida cotidiana.


Desde que cambiamos nuestra forma de gobierno, hemos podido disfrutar del paso por el Palacio de La Moncloa de seis presidentes de gobierno; Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe Gonzalez, José María Aznar, José Luís Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, y sobrevolando sobre todos éllos, la figura del rey Juan Carlos I, el cual fué educado desde joven para este menester por el tan denostado Francisco Franco, ante el cual “Juró cumplir los Principios del Movimiento Nacional” como requisito para poder ejercer como Rey de todos los españoles, cosa por lo que vemos, no cumplió.

Durante todo lo que llevamos del reinado de D.Juan Carlos I, y habiendo estado gobernados por una maravilla de sesudos “estadistas”, tal como se han comportado los presidentes anteriormente señalados, el nivel de vida del español medio se ha visto paulatinamente rebajado hasta llegar al nivel mínimo sostenible El paro obrero se ha situado en 6 millones de personas, según cifras oficiales, lo que indica que la realidad es mucho más trágica. La industria en general ha desaparecido, sobre todo las grandes empresas fabriles, así como los miles de pequeños y medianos empresarios que vivían y trabajaban gracias a que eran parte de esas grandes empresas.

Por otro lado, fijando nuestra atención sobre el chabacanero comportamiento ciudadano en lo referente a moralidad, educación y buenas costumbres, la situación ha resultado catastrófica.

En lugar prominente podemos observar, que los ciudadanos al verse libres de toda culpa por tratar de abortar los excesos de su promiscuidad, en especial los mujeres, se dedicaron a satisfacer sus apetitos carnales sin temor a poder aniquilar, cuando quisieran, el fruto de sus excesos, con el triste resultado de haber conseguido destruír la natalidad en España, al ser sacrificados, asesinados más bien diría yo, unos seres indefensos en el vientre de sus progenitoras.

Acompañando a esta decisión tan “progresiva”, se dispuso que la educación se disgregase por todo el territorio español con arreglo a las diferentes formas de lenguaje y modo de vida de las diversas regiones españolas, las cuales, se habían convertido anteriormente en Comunidades Autónomas atendiendo un artículado permisivo de la Constitución, con lo cual se dió principio a un secesionismo radical y chulesco que actualmente está a punto de ser la causa de la quiebra y la desaparición de España como Nación.

No contentos con lo señalado, y viendo que los españoles les daban su confianza en las urnas, los políticos de la joven democracia se dedicaron a llenarse las cuentas corrientes con los presupuestos estatales, cosa que siguen haciendo y que harán mientras el pueblo lo consienta. A esta especie de “merienda de negros” , y desde el principio, se apuntaron los dos sindicatos izquierdistas UGT y CCOO, el primero como sindicato histórico del socialismo, el segundo, nacido al final del viejo régimen y al servicio del Partido Comunista.

Como resumen parcial de lo que está ocurriendo en España, puedo decir que, entre políticos y sindicatos de partido, han conseguido en estos 35 años de la llamada “democracia”, no solamente vaciar la Hacienda Pública, sino dejarla con unas deudas que tendrán que pagar, junto con sus intereses, todos los ciudadanos durante al menos tres generaciones.

Pero lo más grave del asunto es, que la corrupción en las esferas estatales es de tal magnitud, que unida a las leyes amorales dictadas durante estos años, han convertido nuestra nación en un nido de traficantes, ladrones, asesinos, violadores y terroristas, lo que unido a la mala educación recibida por la juventud de dos generaciones, convierte a España en el paraiso de la cobardía y el deshonor, muy al contrario de lo que era en 1975, cuando estaba gobernada por el denostado y odiado “dictador” Francisco Franco, al que Diós tenga en su Gloria.


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