jueves, 7 de marzo de 2013

Las comparaciones no son odiosas

Escenas para propaganda
 Con el fallecimiento de Hugo Chavez, y viendo las poses estudiadas de sus seguidores llorando ante las cámaras, notándose en algunas lo exagerado de su dolor, tratando de aparecer ante los "guardianes" de la revolución como auténticos chavistas, me viene a la memoria otro fallecimiento; el de Francisco Franco en 1975.

En el reciente de Chavez, el Ejército se ha puesto en alerta para, según se dice, "cuidar de la seguridad del pueblo". Sin embargo, en el de Francisco Franco, la "seguridad del pueblo" estaba asegurada y no tuvieron que adoptarse medidas excepcionales. Solamente, la Policía Militar se encargaba de encauzar, a las personas que acudían a expresar su pésame, hacia la plaza de la Armería, donde el silencio era impresionante. La parte baja del Palacio estaba llena de coronas y había sido necesario habilitar los soportales de la plaza para las que estaban por llegar.

Las primeras coronas llegadas a Palacio fueron enviadas por primeros mandatarios de todo el mundo y por las diferentes instituciones del país. El Emperador del Japón, Hassan II, la reina de Inglaterra, los príncipes de Mónaco y las primeras autoridades de los Gobiernos de Grecia, Canadá, Chile, República Dominicana, etc.

Las escenas de emoción se sucedieron a lo largo de las tres jornadas que estuvo instalada la capilla ardiente. Rostros llorosos, silencios expectantes. Se vieron asimismo inválidos, a los que se dio preferencia para desfilar ante el Caudillo. Las largas colas continuaron desbordándose, nutriéndose sin cesar de personas que acudían ansiosas parar dar su último adiós a Francisco Franco.

Españoles de todas las condiciones, de todas las clases sociales, de todas las edades, acudieron a la plaza de Oriente para rendir el último tributo ante quien durante casi cuarenta años llenó una de las más sublimes páginas de la Historia de España. Si los testimonios de afecto y de dolor se habían dejado sentir en el silencio del multitudinario desfile ante el cadáver de Francisco Franco, los llantos incontrolados del sentir popular dejaron entrever el respeto, la admiración y el dolor ante quien para siempre comenzaba una vida eterna.
Dolor auténtico por Francisco Franco Bahamonde

Puede que para las generaciones que no vivieron esa época y a las que se les ha inculcado que Franco era un "dictador" les extrañe la devoción que el PUEBLO sentía por Franco, pero el ahora fallecido Chavez tambien llevaba la etiqueta de "dictador" y el pueblo de Venezuela no ha respondido como respondió el español. Solo han respondido los que han estado comiendo de las manos de Chavez, los "chavistas", los que se colocan desesperados ante las cámaras.

Pero hay que tener en cuenta lo siguiente: Cuando Franco falleció, DEJÓ UNA NACIÓN PRÓSPERA Y RESPETADA. Por el contrario: cuando ha muerto Chavez, HA DEJADO UNA NACIÓN EMPOBRECIDA, a pesar de ser un país con muchos recursos.

Es la diferencia entre un régimen AUTORITARIO y uno DICTATORIAL, absolutista, opresivo, dominante y arbitrario.

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