No
creo en las casualidades, máxime cuando tienen algún tipo de
relación. Hoy, cuando en España se está llorando la muerte de 78
personas que deseaban estar presentes en Santiago de Compostela para
la celebración de la fiesta en su honor como Patrón d España, allá, en nuestra nación
hermana Chile, una multitud de "vándalos" irrumpieron con
violencia en la Catedral de Santiago mientras se celebraba la
Eucaristía de la festividad del Santo Apóstol oficiada por monseñor
Ricardo Ezzati y causaron numerosos destrozos en el interior de tan
destacado lugar de culto.
Fueron
unos 300, los que se separaron de unos 3000 que vociferaban en la
calle, los que irrumpieron en el templo interrumpiendo el oficio que
en ese momento, en torno a las 21:00 horas, transcurría por la
homilía, vociferando consignas contra los católicos y la Iglesia y
en favor del aborto libre.
Como
es normal, cumpliendo las consignas de los promotores anticristianos
marxistas, no faltaron las provocaciones de mujeres semidesnudas o
las pancartas con siluetas de fetos sobre un fondo de sangre,
caricaturizando al no nacido.
Una
vez en el interior, la "horda democrática dialogante",
arremetió contra el mobiliario del templo destruyendo bancos y
sacándolos a la calle con la intención de quemarlos, así como
también un confesionario, realizando diversas pintadas por el
interior del templo, arrojando basura por el suelo o rayando sus
muros llenándolos con pintadas en favor del aborto libre, blasfemias
contra Dios y la Virgen y consigas ofensivas y de odio contra los
católicos, ensuciando el altar del Arcángel San Miguel con"espray".
Cuando
intentaban acercarse al altar mayor para seguir con sus
profanaciones, fueron detenidos por los fieles que participaban en la
ceremonia religiosa.
Personal
policial estableció que se trató de delito tipificado como "daño
a monumento nacional". La Iglesia presentará una querella
contra los responsables.
Esta
barbaridad, ocurrida hace pocas horas, me trae a la memoria el echo
abominable ocurrido aquí, en España los días que seguieron a la
proclamación de la "infausta II República" en Abril de
1931. Aquí
no fueron los pro-abortistas, fueron los ateos y anticatólicos
marxistas los que se dedicaron a quemar y destruir iglesias,
conventos, bibliotecas, archivos y obras de arte, creyendo que el
fuego lo destruye todo, pero olvidando que sus almas, sus conciencias
y su futuro es lo que realmente estaban destruyendo.
Pero
al igual que el tiempo borra de la memoria colectiva los sucesos
desagradables, también es el causante de eliminar las enseñanzas
recibidas, para no caer en las mismos errores del pasado. Los
españoles, hemos renegado de los seres que dieron su vida para
ofrecernos un porvenir de paz y prosperidad y lo estamos pagando con
creces.
En
Chile, parece que está pasando exactamente lo mismo. El Marxismo,
representado por el socialismo y el comunismo, se ha apoderado de
España y de Chile. Por
eso odian al Patrón de España. Y odian a la Iglesia chilena por llevar la Capital de su nación como nombre, Santiago de Chile.
Lo
repito: No creo en la casualidad.