lunes, 23 de marzo de 2009

¿ Borramos todos los títulos ?

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) reclama al Gobierno la retirada del título nobiliario concedido por Francisco Franco en 1948 al general Emilio Mola, Duque de Mola con Grandeza de España, y renovado por sucesión por el ex ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. “Mola fue uno de los militares que alentaron especialmente el ejercicio de la violencia y la dura represión tras el golpe militar del 18 de julio de 1936″, denuncia.

La ARMH considera incomprensible que una democracia siga renovando un reconocimiento “creado en honor de quienes destruyeron y secuestraron la democracia en este país durante cuarenta años”. En contraste, la asociación censura que las personas que no se sublevaron o combatieron para defender la democracia “se encuentren todavía en fosas comunes y sus descendientes no hayan recibido la más mínima reparación por parte del Estado”.

Asimismo, ha recordado que la dictadura franquista otorgó otros títulos nobiliarios como el de Conde de Labajos a Onésimo Redondo; la unión de la Grandeza de España al título de Marqués de Dávila al general Fidel Dávila o el de Marqués de Queipo de Llano al general Queipo de Llano.


¡¡ Bravo !!. Estoy de acuerdo con todo lo que esta “asociación” dice, pero quiero que, en el conjunto de reclamaciones para anular los títulos concedidos entre los años 1939 y 1975, también se incluya, con carácter peyorativo, la anulación del título de Rey a D. Juan Carlos de Borbón, título que graciosamente le fué restituído al heredero de la Corona de España, después de haber sido declarada por la II República, fuera de la Ley . Veamos:

Condena al rey Alfonso XIII y a sus descendientes

Reproducimos la condena a Alfonso XIII dictada por las Cortes Constituyentes de la República el 19 de noviembre de 1931, antes incluso de que se aprobase la Constitución y que, hasta la guerra civil, pendió sobre la persona del rey derrocado y de su familia. Esta resolución fue derogada por el general Francisco Franco en 1938. Gracias a éste, los Borbones recobraron sus derechos civiles y políticos en España hasta el punto de que el Generalísimo escogió como sucesor a título de rey al nieto mayor de Alfonso XIII.

“Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los Poderes de su Magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país; en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón Habsburgo-Lorena; privado de la paz pública, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional. Don Alfonso de Borbón será degradado de todas las dignidades, honores y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de su representación legal para votar las nuevas normas del Estado, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás, ni para él, ni para sus sucesores. De todos los bienes, acciones y derechos de su propiedad que se encuentren en territorio nacional, se incautará en su beneficio el Estado, que dispondrá del uso más conveniente que deba darles. Esta sentencia, que aprueban las Cortes Soberanas Constituyentes, después de sancionada por el Gobierno Provisional de la República, será impresa y fijada en todos los Ayuntamientos de España y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones”.

¡¡ Cuadrilla de analfabetos hipócritas !!

domingo, 15 de marzo de 2009

Recordando a D.Pedro Muñoz Seca


Nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 20 de febrero de 1881. Estudió el bachillerato en el colegio de los Jesuitas de su ciudad natal. Cursó en la Universidad de Sevilla las carreras de Derecho y de Filosofía y Letras. Su vida literaria la desarrolló en Madrid como colaborador de “Blanco y Negro”, “Ilustración Española y Americana” y “Nuevo Mundo”.

El 28 de noviembre de 1904 estrenó El contrabando, escrita en colaboración. A partir de entonces se dedica enteramente a la labor de autor teatral para lo que poseía un gran ingenio. Fue uno de los más famosos y populares comediógrafos de España. Alcanzó un gran éxito en su época La venganza de don Mendo (1918), parodia del teatro del Siglo de Oro. Otra obra que le dio mucha fama fue la titulada Los extremeños se tocan. Con la llegada de la República escribió obras antirrepublicanas, dedicándose a la crítica de leyes, instituciones y costumbres, como La oca (1931), que era una visión burlesca del problema campesino de Andalucía; Anacleto se divorcia (1932), sobre la ley de divorcio aprobada por las Cortes republicanas; El ex... (1933), sátira sobre los diputados ineptos; Jabalí, etc. Estas obras le valieron la animadversión de los republicanos.

A los pocos días de comenzar la guerra civil fue detenido en Barcelona, donde había acudido el 15 de julio para estrenar su último éxito de Madrid. Cuando la sublevación de Goded fracasó en la Ciudad Condal y empezó la revolución con todos sus horrores, se refugió en una pensión modesta. Allí lo detuvieron los milicianos y fué trasladado a Madrid.

Para justificar de algún modo las oleadas de matanzas, la Junta de Defensa, por medio de la Consejería de Orden Público, instituyó tribunales populares, formados por facinerosos que realizaban una parodia de juicio. Estos juicios sumarísimos empezaron en la cárcel de San Antón el 21 de noviembre de 1936. En aquellos dramáticos momentos, Muñoz Seca aún conservó el humor, diciendo a sus carceleros: “Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no me podréis quitar, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo”.

El día 25 tuvo lugar el “juicio” a Muñoz Seca. El 28 de noviembre, salieron de San Antón dos importantes sacas, y en la primera, compuesta por 113 presos estaba Pedro Muñoz Seca. junto a varios frailes agustinos y hermanos de San Juan de Dios.

Sabiendo adónde le llevaban les dijo a sus asesinos: “Me equivoqué al ingresar en la prisión de Madrid y deciros lo que os dije; sois tan hábiles que me habéis quitado hasta el miedo”.

Y como final apoteósico sobre el humor fino de D. Pero Muñoz Seca que supo mantener el tipo hasta el final de su vida, se dirigió ante el pelotón de asesinos marxistas con las siguientes palabras: "Me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades"

La descarga de los mosquetones segó, junto con la vida, las últimas palabras de este gran español que, como tantos otros miles españoles, perecieron en Paracuellos del Jarama, según las órdenes directas del responsable de Orden Público.

El pelotón asesino estaba compuesto por milicianos socialistas y por miembros de las Brigadas Internacionales.

Era entonces responsable del Orden Público de la provincia de Madrid Santiago Carrillo.